Revista Educación

Hábitos

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Hábitos

A finales de marzo nos mudamos de casa. A una con aire acondicionado. Ni el final del invierno ni el comienzo de la primavera nos dieron demasiados motivos para encenderlo, así que guardé mandos e instrucciones en un cajón. Y he esperado hasta hoy, la cuarta noche de mal sueño, el vigésimoquinto litro de agua perdido en forma de sudor, el millonésimo suspiro quejicoso, para ir a buscarlos.

Porque soy un tipo de costumbres. De hábitos, mejor dicho. Barcelona, su área metropolitana, y mi poder adquisitivo me han acostumbrado a sudar. Yo me he habituado a sufrir. Con mayores o menores estilo y entereza. Tirando a menores. Pero a sufrir.

Otra cosa que ocurre por estas fechas es mi examen anual. Nos han acostumbrado a hacer análisis de objetivos y lista de propósitos una vez al eso que llamamos año. A mí el cambio de año natural y las canciones de Mecano nunca han terminado de motivarme. Yo me he habituado a hacerlo al cierre del curso académico. Incluso cuando la academia decidió abandonarme. Puede que influya que mi cumpleaños ocurre en estas fechas. O que me siento aún un escolar. Algo relacionado con el hecho de que siempre cumplo más años de los que estoy dispuesto a asumir.

También me he habituado a suspender. Siempre me suspendo el examen anual. Da igual lo que haya ocurrido, cuánto haya estudiado. Se viene cate. Siempre. Y este año, y no hay cambio de ley educativa que lo impida, el IN se ha convertido en MD.

No entiendo cómo se aprueba. No sé si algún día lo entenderé. No hay mando ni libro de instrucciones. Por lo pronto he decidido encender el aire acondicionado, preparar un rissotto (es fácil, me queda bien) y abrirme una cerveza. No sé, quizá consiga habituarme a esto.

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