Revista Maternidad

Habitualmente odio ser madre

Por Violetaosorior

Para Kyara y Frida, las hijas de la mujer que "habitualmente odia ser madre" pero que las ama con locura salvaje e indomable. Nuestro universo de carcajadas y dulzura enciende mí existencia.  Y su presencia me define. 


Cuando vemos a una madre solemos pensarla a ella y a sus hijxs como un recorte, una historia aislada que recae solo en ella y sus decisiones y pensamos el vínculo como algo que sucede y se construye sólo por su acción y la de sus hijxs. Y así nos es muy fácil señalarla, escudriñarla, ponerla en el banquillo de las acusadas para finalmente decidir si pertenece a las malas mujeres que merecen la violencia que “despiertan” o las buenas que merecen que no les pasen “cosas malas”.  Pero la maternidad existe en un contexto cultural y político y en la intimidad del vínculo con nuestrxs hijxs estamos atravesadas y dominadas por el patriarcado. Las mujeres madres maternamos en una sociedad parasitaria que se alimenta del trabajo de cuidado, doméstico, sexual y reproductivo que nosotras llevamos adelante, pero que se construye a espaldas de nuestros deseos y necesidades y las de nuestrxs hijxs. Una sociedad en donde no cabemos como sujetas políticas y de derechos, sino como meros envases esclavos que deben encontrar felicidad y sentido en su opresión. 

La sociedad patriarcal es una cultura necrófila que se organiza alrededor de la guerra, la conquista y la violencia, mientras que las mujeres madres indefectiblemente nos organizamos en torno al cuidado y la vida, somos un contrasentido. Y en ese hecho radica la base de nuestra opresión y el fuego de nuestra subversión y potencia. Por eso, lejos de la maternidad rosa y edulcorada, de las frases absurdas y melosas como “el parto es la única cita ciegas en la que conocerás al amor de tu vida”, o de esas fórmulas empalagosas de “no sabes lo que es el amor hasta que eres madre” o la maternidad te completa y te da sentido, madre es una categoría de opresión.

Pero existe este territorio nuestro de carcajadas, ternura, alianzas dónde somos solo mis hijas y yo. Y me esfuerzo en defender con uñas y dientes este vínculo precioso para que las consecuencias de las violencias sociales no recaigan ahí. Porque lo único cierto que puedo legarles, no es la "alegría materna" sino la certeza entrañable de que las amo con locura y las elijo en mi vida día tras día, aunque habitualmente odio visceralmente ser madre

Acompáñame en la charla TEDx "Su presencia me define", en la que descarnadamente desnudo mí maternidad y tal vez un  poco la tuya también. 


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