Revista Educación

Intrusismo rampante

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Bastante mal está la profesión periodística para seguir asistiendo a escenas y ejemplos de un intrusismo que no parece tener límite. Ya no me detengo demasiado en discernir ese mal entendido “periodismo ciudadano”; una especie de excusa de las empresas periodísticas, quienes disimulan su necesidad de rellenar sus espacios, cuanto más barato mejor, argumentando que quieren abrir los medios de comunicación a los ciudadanos.

Así aparecieron los corresponsales radiofónicos a pie de obra que se limitaban a contar lo que veían, a adornar las situaciones, a exagerar los acontecimientos para alargar esos minutos de gloria. A varios capitostes radiofónicos les he escuchado decir que la radio ya se puede hacer con un teléfono móvil; de acuerdo, pero queridos espabilados, se les olvida que al otro lado debería haber un periodista para que eso se pareciera a la práctica del periodismo. Igual ha ocurrido en los periódicos digitales y de papel, donde se empobrece la calidad del producto que nos ofrecen y que a veces ya no vale ni el euro y medio que nos piden en el quiosco.

Es como lo que ocurre en las gasolineras. Yo, por ejemplo, no utilizo esas en las que me tengo que servir y pagar yo mismo el combustible; atrás parecen haber quedado los casi siempre amables empleados. Insisto, no contribuyo a la destrucción de más puestos de trabajo.

Y todo este breve alegato responde a que hace unos días me hicieron llegar una propuesta de trabajo para ¿un periodista? con el objeto de que facilitara nombres de compañeros en situación de desempleo y me añadieron… “no hace falta que sea periodista, ni que sepa escribir notas de prensa, pero debe ser un buen relaciones públicas para llevar la campaña de un candidato a las elecciones locales”.

En fin, creo que con estos ejemplos ya tengo bastante… estoy harto del intrusismo rampante y no sólo en el ejercicio del periodismo.


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