Revista Cine

"Joven y bonita", ¿por qué una joven tan perfecta se hace puta?

Publicado el 17 marzo 2014 por Carmelo @carmelogt

-Es que tu hija es muy guapa-, le dice el padrastro de Isabel a su madre. Quizá esta puede ser una de las claves o de los porqués.
Isabel podría ligarse a cualquier chico joven y guapo y probablemente también rico, pero ella quiere experimentar más. No le basta su primera experiencia sexual con su joven y guapo amigo alemán en las vacaciones, ella quiere más. No es vicio, de hecho, en esa primera experiencia en ningún momento se le ve disfrutar, más bien resignarse, como esperando a que haya otra oportunidad, u otras muchas, en las que disfrutar.
No cabe duda de que “Joven y bonita” es una buena propuesta, además de una forma de abordar la adolescencia cogiendo el toro por los cuernos. Ozon no va con tonterías, mete el bisturí en la llaga. El acceso a internet conlleva algunos peligros, fácilmente se pueden encontrar páginas de sexo y para tener contactos. Isabel las encuentra y decide probar en esto de la prostitución. Elige a hombres mayores, que puedan pagarle 300 euros por sus servicios. Ella lo vale. Vale eso y mucho más. Sólo tiene 17 años, un cuerpo y una cara perfectas, con unos labios tremendamente sensuales.
Con algún paralelismo con esa obra maestra que es Belle de Jour, en el sentido de joven de familia burguesa que no se mete puta por necesidades económicas, se separa de esta en otros muchos puntos, ya que Isabel no se inicia por “consejo” de nadie ni depende de un proxeneta, a diferencia de la Severine de Belle de Jour, esa irrepetible Catherine Deneuve. Claro, eran otros tiempos y otras formas de abordar el cine. En cualquier caso, la película de Buñuel, con esas escenas oníricas, es superior a esta de Ozon. Pero, cuidado, este director promete. Bueno, más que prometer, es ya una realidad.
¿Qué pasara con Isabel, esta Marine Vatch, nueva musa rebelde del cine galo? Pues eso, también es un acierto de “Joven y bonita”, porque deja una preocupante duda, más que preocupante en realidad. Aunque su madre sale al rescate sicológico de Isabel, mucho nos tememos que, como le dice uno de sus clientes “una vez que eres puta, eres puta para siempre”, o algo así.
Y es que si eres guapa, aunque no necesites el dinero, jugar al juego de la prostitución, cuando sólo tienes 17 años, incluso puede ser una aventura experimentable, si piensas en que tu monedero crece rápidamente. Eso es quizá lo que piensa Isabel al principio… Pero ¿y después? ¿qué pasará después?

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