Revista Coaching

Jugar por jugar

Por Soniavaliente @soniavaliente_

 

¿Cuánto hace que no juegan? Y por jugar no se refiere al significado estricto del término. Por jugar entiende bailar, reír, disfrutar, relajarse,VIVIR, así, con mayúsculas. Decía Saint-Exupéry que todos los adultos han sido niños alguna vez pero que se les ha olvidado. Le van a disculpar por lo manido del recurso pero la frase no ha perdido un ápice de verdad. Los adultos, ya ven, nos olvidamos de jugar.

En cambio, en la cultura índigena australiana el juego forma parte de su identidad milenaria. Lo que más les sorprendió a los colonos cuando llegaron a aquellas tierras era que los adultos jugaban tanto o más que los niños. Todo el tiempo. El juego, aparte de tener un propósito -imitar animales o reproducir ceremocias ancestrales- tenía una ineludible función didáctica vital pero sobre todo una función lúdica: el juego por el juego, la socialización del grupo, la participación, la risa.

 

Jugar por jugar

Cuando llegaron los colonos, y esto es real, les prohibieron jugar. Iban a misa los domingos. Y se escondían para jugar, como quien realiza un acto prohibido, clandestino. De esos juegos, los occidentales identificamos únicamente el boomerang. Y, lo que son las cosas, como algo malo. Como algo que siempre regresa. El boomerang era únicamente uno de los numerosísimos juguetes y objetos que los aborígenes australianos utilizaban para jugar, correr y generar todos esos beneficios y sustancias que obra el ejercicio en el organismo y que miles de runners valencianos descubrieron antesdeayer.

Nos da vergüenza jugar porque socialmente está considerado como una pérdida de tiempo. Nadie niega que el juego es un elemento fundamental en el aprendizaje y desarrollo de los niños pero ¿qué ocurre cuando somos mayores? Podemos seguir tomando leche de vaca pero nos negamos a ser un poquito más felices.

 


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