Revista Cultura y Ocio

La extraña. Sándor Márai

Por Mientrasleo @MientrasleoS
La extraña. Sándor Márai

     A veces uno descubre que ha pasado por alto un título de un autor del que suele disfrutar. Y eso se convierte en motivo de alegría, en volver a sus letras de improviso... un poco como un encuentro con un viejo amigo al que hace tiempo que uno no ve. Hoy traigo a mi estantería virtual, La extraña.

     Conocemos a Viktor Henrik mientras pasa cuatro días en la costa dálmata, concretamente en el Hotel Argentina. Es una suerte de refugiado que se recompone de su vida, que pretende olvidar a Elise, una bailarina a la que acaba de dejar, tanto como a su propia familia.

     La extraña es un libro en el que el protagonista tiene esa edad a la que el tópico dice que los hombres entran en crisis. Literato y profesor, al cumplir 47 Viktor abandona a su mujer y se muda con Elise, a quien no conoce demasiado ni desde hace demasiado tiempo, lo que le lleva a una relación que le produce más vacío que lleno. De un modo poético, o tal vez con un poco de mala leche, Viktor termina en un hotel por el que los años han pasado dejando la impronta de pérdida de brillo correspondiente y es precisamente en esta parte, el comienzo de la novela, en la que Márai despliega todo su arte. Porque el comienzo de la novela es hermoso, realmente espectacular, y promete al lector un disfrute que poco a poco, al igual que le sucede al Argentina con el paso del tiempo, va perdiendo su lustre. Sin avanzar demasiado en lo que sucede, diré Márai bucea en el protagonista buscando algo más profundo en esa crisis tan manida como aceptada y que los flashbacks se convierten en su moneda de cambio. El problema es que el lector llega abrumado por el Argentina, por los huéspedes, las descripciones... el autor nos ha deslumbrado y Viktor no parece lograr estar a la altura. Se recrea en el personaje, nos cuenta anécdotas, describe, explica... y logra una suerte de estado de embotamiento o de confusión que desluce la novela y que no conseguí remontar ni siquiera con el final.

     La novela se carga de sentimientos, Viktor evoluciona ante los ojos del lector que sigue pensando en el dibujo social que podría haberle regalado. He visto los sentimientos, las partes oscuras, he visto incluso los destellos de humor. Lo he visto todo sabiendo que lo tenía que apreciar y que verlo sin que me lo señalen es señal de que lo hago. Pero aún así no he logrado conectar con la historia. Supongo que a veces pasa, en esta ocasión me he sentido deslumbrada por un fogonazo que, al irse apagando, dejaba un paisaje ante mis ojos que no llamaba para nada mi atención.

     Me ha gustado leer La extraña y seguramente lo vuelva a leer. Cuando me sucede con un libro lo que me ha pasado con este, tiendo a volver a su lectura. y es que a veces los libros nos llegan en el momento adecuado y sus letras te llenan. Y otras la sensación que te queda es justo la contraria y no sabes si es el libro o es aquello de no eres tú, soy yo. Así las cosas, volveré.

     Y vosotros, ¿también ha cambiado vuestra apreciación de un libro según el momento de la lectura?

     Gracias.


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