La increíble negación del holocausto en pleno siglo XXI

Últimamente la realidad y la ficción se empeñan en mezclarse en mis andanzas. A finales de agosto, cumplí con una tarea ociosa que tenía pendiente, ver la película sobre el juicio que en Inglaterra se desarrolló por difamación contra la historiadora estadounidense Deborah Lipstadt. El demandante era el negacionista David Irving, autor de numerosos libros sobre la II Guerra Mundial que negaba la existencia del holocausto y aseguraba que en campos de concentración como Auschwitz no se había gaseado a nadie, ya que no había prueba que lo demostrara, como una fotografía del momento mismo de los asesinatos. No voy a entrar en detalles, pero la cuestión es que la película, protagonizada por Rachel Weisz (Deborah Lipstadt), Timothy Spall (David Irving) y un maravilloso Tom Wilkinson (abogado defensor de la historiadora), me produjo cierta sensación de incredulidad. ¿En serio alguien podía negar el holocausto judío? Para colmo, el juicio se hizo famoso también por su carácter académico al no contar con los testimonios de las víctimas, a las que ya se había humillado en proceso similares. ¿Tan poco valía semejante sufrimiento? ¿Tan poca veracidad se le daba a quienes pasaron un infierno en la tierra? ¿ y los testigos? ¿y los restos en los campos? Luego me di cuenta que hasta hace pocos años en España también se negaba que en la dictadura se hubieran robado niños. O que se hubiera tirado a personas al mar encerradas en sacos. Y entonces entendí que sí, que puede haber mentes humanas que nieguen el máximo sufrimiento humano, aunque sigo sin comprender qué conexiones mentales los pueden llevar a ello.

Para colmo, al día siguiente de ver Negación me llamó la atención una noticia, una mujer había sido condenada a dos años de cárcel por negar el holocausto. En 2017. Todavía. Así que entendí que efectivamente películas como ésta hacen mucha falta. De hecho, les recomienda verla y luego visionar la intervención de Deborah Lipstadt en las conferencias Ted que tuvieron lugar en Reino Unido en abril de este año. Merece mucho la pena dedicarnos un tiempo de reflexión a la necesaria defensa de la verdad que sostiene esta académica. En cuanto a David Irving, sigue a lo suyo y, de hecho, en el año 2006 fue condenado en Austria a tres años de cárcel por negacionismo.