Revista Educación

La pereza

Por Siempreenmedio @Siempreblog
La pereza

De todos los rasgos que me definen me quedo, definitivamente, con la pereza. Soy lo que soy por su culpa. Si no fuera por mi legendaria pereza yo habría publicado ya un par de novelas, sería un científico de renombre, un músico afamado y todo ello tras haber abandonado la práctica del fútbol profesional en el culmen de mi carrera. No culpen a la falta de talento, no, es pura y simple pereza.

La misma pereza que también ha hecho fracasar millones de revoluciones. Todas ellas habrían conducido sin fisuras ni posibilidad de error, al menos sobre el papel, al mundo mejor. La pereza ha propiciado el triunfo de la comida rápida, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la telebasura, el trap y la ropa ancha. La pereza es miedo: miedo al esfuerzo, miedo al cansancio, miedo a mojarse, miedo a fallar, miedo a tener que volverlo a intentar. Y el miedo siempre lleva al lado oscuro.

O no siempre.

Hace unos meses (no sé cuántos, me da pereza contarlos) que mi calle está decorada con pintadas de dudosa calidad. Esas que se muestran en la foto que acompaña este texto. Desde el día que las descubrí me ha intrigado la secuencia temporal de su creación. Estadísticamente está bastante claro que el dibujo original es el lazo amarillo, pero a partir de ahí se abren dos posibilidades:

1. Alguien decidió que el lazo amarillo, el independentismo, el Procés, la ANC y Òmnium son nazis ("lazis" los llaman) y así quiso dejarlo claro dibujando una esvástica (no es tan fácil, ténganselo en cuenta) en su interior. Una tercera persona, ofendida por la comparación, decidió que "para nazi, España" y tuneó el lazo con un poco de rojo para emular la bandera rojigualda.

2. Alguien decidió que el lazo amarillo no representa a todos los catalanes. Sí lo hace la bandera española, que para algo los catalanes son españoles ("unionistas" se les llama a los que así piensan) y añadió un poco de rojo al lazo para recordar a los despistados que Catalunya y España tienen el mismo color (no deja de ser cierto si miras a las banderas). Un tercero que por allí pasó, ofendido por el desprecio al símbolo que solo pretende reivindicar la liberación de políticos en injusta prisión (y de apoyo a las mujeres afectadas por endometriosis), decidió que esa España opresora es nazi. Y para avisar al transeúnte que por allí pasara, lo consignó dibujando una esvástica (a mí nunca me han salido a la primera, tienen su qué).

Nazi tú. No, nazi tú. Pues tú más nazi. Pues anda que tú.

Y ahí siguen los lazos tuneados meses (ni idea cuántos) después. Iguales que tras aquel/aquellos raptos de dignidad. Inmutables e ignorados. Por pura pereza.

Para que luego digan que es un pecado capital.


Volver a la Portada de Logo Paperblog