Revista Psicología

La vida es frágil – dijo un médico en Wuhan

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
La vida es frágil – dijo un médico en Wuhan

En medio de una era que reprime la certeza de la muerte, que se vuelca en un culto a Dioses que creamos, Dioses que se llaman éxito, competividad, dinero y superioridad; nos deja pasmados la realidad de nuestra fragilidad. Agarrados a la red movediza que sostiene este mundo que hemos creado.

Basta un virus, para que en semanas se desplome lo que costó cientos de años en construir, como por ejemplo: la economía. Este virus nos enseña que no hay nada lineal en el desarrollo. El desarrollo es siempre una espiral, que gira alrededor del eje de la Vida. Una espiral que avanza, pero que gira y se regresa, y que no podemos controlar.

Nunca bastaron las clases de historia para que aprendieramos y dejáramos de querer acumular. Acumular bienes y experiencias; y hasta personas.

Este virus nos enseña que a veces no nos queda más que esperar. Esperar los momentos adecuados, esperar y meditar cuando no hay nada más que podemos hacer, prepararnos y cuidarnos, dejar de perseguir, transformar nuestras relaciones. Y transformar nuestra relación con nosotros mismos. El valor de la paciencia.

Este virus nos ayuda a percibir nuestra dependencia de un sistema que nos convierte en hamsters. A percibir que hemos estado tan enfocados en mover la rueda con nuestras patas que no tuvimos tiempo de preparar las salidas de emergencia, que dimos mucho de nuestra esencia, mirando al frente, pero sin mirarnos a nosotros mismos.

No me entiendas mal, no creo que el virus haya venido para enseñarnos esto, las tragedias son tragedias y esta al menos nos deja la sensación de que pudo haber sido peor. Pero sin dudas, este virus nos hace sentir miedo.

Y bueno, pues también está bien sentir un poco de miedo. Que este también es un sentimiento humano. También es espiritual dejar la mate donde practicamos yoga, autogenes training y meditación diaria, para asomarnos a la ventana y sentir el temblor de nuestro cuerpo, el miedo de perder el mundo en el que hemos creído, la desconfianza en los políticos y reevaluar nuestros valores.

En tiempos de crisis, es humano sentir un poco de miedo.

No te insito al pánico; el pánico es justamente lo contrario. Es deconectarte de tí misma, de tí mismo y ser solo un títere del sistema.

Esperemos que este estado de alarma nos abandone pronto; y quizás después podamos aplicar esas reevaluaciones de estos días a nuestras vidas.


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