Revista Opinión

Las elecciones de Estados Unidos y la Justicia

Publicado el 11 noviembre 2016 por Polikracia @polikracia

Una vez pasadas las elecciones estadounidenses con la victoria de Donald Trump y convirtiéndose en el cuadragésimo quinto Presidente de los Estados Unidos cabe reflexionar más sobre el legado teórico y filosófico que nos han dejado autores que han desarrollado teorías sobre la justicia, sobre lo justo y sobre lo legítimo.

Dentro de las tres teorías de la justicia que podemos encontrar: Justicia natural (iusnaturalismo), Justicia convencional, y la justicia contractualista, debemos centrar la atención en estas dos últimas. Analizando los datos de las elecciones, los resultados, los programas y los discursos de campaña se aprecia una dicotomía entre la victoria del candidato republicano y la concepción de justicia. Dentro de la Justicia convencional encontramos una concepción de justicia como la convención realizada por los seres humanos. En “La República” de Platón, el autor Trasimaco establece que lo justo es lo que favorece y decide el más fuerte, quien tiene más fuerza. Esto trasladado a una democracia significaría que lo que decide/vota la mayoría es lo más justo, ya que la mayoría es lo más fuerte.

En esta misma línea, la Justicia contractualista establece dos requisitos para la existencia de la verdadera justicia, y uno de ellos es que las decisiones, la construcción de instituciones políticas o jurídicas debe ser como producto de un contrato, contrato que hace referencia a una adopción de la mayoría producto de la democracia. Una vez tratado este requisito de lo que es justo, y si observamos los resultados de las elecciones comprobaremos que Donald Trump ha conseguido el 47’5% de los votos frente los 47’7% de Hilary Clinton, y una superioridad de más de 200 mil votos por parte de la candidata demócrata.

Obviamente este requisito incumplido no es ni por asomo culpa del candidato republicano, sino del sistema electoral estadounidense. En la obra “Esencia y valor de la democracia” de Hans Kelsen, el autor sitúa el exponente máximo de la justicia en el propio procedimiento de toma de decisiones, en el procedimiento electoral, pero a la vez defiende el hecho de que la decisión de la mayoría es el criterio más justo; situación que no se cumple en el procedimiento norteamericano, por lo que la afirmación de que el mismo procedimiento en sí es lo más justo, se derrumba.

También John Stuart Mill en “Sobre la libertad” posiciona la verdadera justicia del procedimiento enunciado por Kelsen cuando la toma de decisión por parte de los individuos se realiza de una manera libre, y con la mayor cantidad y calidad de información posible. El que los individuos accedan al procedimiento de  toma de decisiones libremente se presupone, aunque relacionando la libertad con la información, y en referencia a la libertad negativa de Isaiah Berlin expuesta en “Dos conceptos de libertad y otros escritos”, los medios de comunicación coartan nuestra libertad influyendo sobre nuestro pensamiento y sobre nuestra toma de decisiones. Además, el que accedan con la mayor cantidad y calidad de información posible, no se produce ni en las elecciones del día 8 de noviembre en Estados Unidos, ni desgraciada y probablemente en ningunas.

Por otro lado, el segundo requisito de la Justicia contractualista requiere del reconocimiento y garantía de los derechos humanos en el contrato adoptado. Para hablar de una sociedad justa debe haber un contrato cuya validez y justicia será considerada cuando estos derechos se reconozcan y se garanticen. Analizando el discurso de Trump, se denota un odio hacia el colectivo musulmán y latino, mejicanos especialmente, que va en contra de los derechos humanos que actualmente tenemos tipificados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Además muchos de sus comentarios y actos van en contra de la dignidad de la mujer.

Teniendo en consideración los requisitos de las teorías de la Justicia, y examinando los datos de las elecciones y todo el procedimiento, se contempla que el candidato republicano y Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no cumple ningún requisito de los establecidos para considerar su victoria o su nombramiento como justo, ya que no es resultado de la voluntad de la mayoría, pero tampoco da ninguna razón para pensar que respeta ciertos derechos referentes a la dignidad de las personas.


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