Revista Cultura y Ocio

Las fuentes de la fe: 4 – Tradición (II)

Por Rodrigojocilesferrer @jocilesferrer

(Antes de empezar a leer, si no lo has hecho ya, tal vez prefieras comenzar por el primer capítulo de esta serie: Las fuentes de la fe: Introducción y 1 - Sentimiento - El blog de Rodrigo JOCILES FERRER)

Sobre los dioses antiguos

Esta disquisición la hice originalmente a una amiga. La he plasmado aquí por su posible interés para muchos, cristianos, paganos o agnósticos curiosos. La pregunta fue mi parecer sobre el hecho de que muchos centros de culto cristiano parezcan haber reconvertido y aprovechado los sitios sagrados e incluso algunos dioses paganos.

Expondré pues, mi concepto sobre los dioses antiguos, precristianos, "paganos". Desde un principio debe quedar claro que es mi concepto, en absoluto es creencia oficial católica o cristiana, aunque sí entronca con la mitología judeocristiana, oficial y apócrifa, con el estudio de las religiones y mitologías de todo el mundo, con nuevas vías místicas integradoras, con el razonamiento de todo ello puesto en relación y por supuesto, con mi intuición.

Veamos, según el judeocristianismo y algunas otras religiones y tradiciones, los ángeles son espíritus que Dios crea (o extrae, escinde de Sí mismo), dotándolos de conciencia individual propia y de libertad para decidir; con el propósito de servirle y ayudarle a crear, configurar y gestionar el Universo y más en concreto, el planeta Tierra en sus dimensiones espirituales, pero también físicas, es decir perceptibles, medibles y comprobables. En eso no son esencialmente distintos de nosotros humanos, "Jesús respondió y les dijo: ... en la resurrección, ni se casan ni son dados en matrimonio, sino que son como los ángeles de Dios en el cielo.". La diferencia es que los hombres (y mujeres) están hechos para nacer encarnados en una vida como la que conocemos, aprender y evolucionar en ella, con total libertad para decidir, creer o no creer, hacer el bien o el mal o el regular. Cuyo primer propósito es vivirla en sí misma, no el de ser asistentes de un propósito mayor. Olvidamos casi todo sobre nuestro origen al nacer, aunque siempre queda un hilo conductor que los niños hasta los siete años tienen muy vivo. Yo mismo recuerdo perfectamente haberlo percibido a los tres años, la sensación de desubicación, de (re)encarnación, "pero quién soy yo", me pregunté. La civilización occidental en especial, se empeña fuertemente en borrar todo atisbo de esa conexión, incluida en ese empeño está la iglesia católica, tan positivista en todo lo que le es posible, que casi ha desprovisto a la fe que parametriza, de todo encanto y atracción.

Volviendo con los ángeles, estos cuando encarnan o se hacen físicamente perceptibles, suelen presentar lo que serían "superpoderes" a nuestros ojos. Para el cristianismo hay dos opciones posibles para esto, los "buenos" son enviados conscientes de Dios, para transmitir mensajes o proteger en momentos muy concretos (ángeles de la guarda). Los "malos" (demonios), encarnan o hablan directamente a la mente de las personas, "tentándoles" según el lenguaje religioso, es decir, tratando de inclinarlas a hacer el mal, para obtener bienes materiales o responder a sus malos sentimientos. En ambos casos, el ser humano destinatario no puede verse afectado si no pone algo de su parte. Son muy poderosos, pero nada pueden contra una voluntad férrea o contra la indiferencia. También existe una tradición, apócrifa, de rebeldes encarnados (los vigilantes); en La Biblia canónica aparecen como gigantes y están presentes como tales en todas las mitologías, ostentando normalmente superpoderes, gran tamaño, fuerza y conocimientos arcanos. En esas tradiciones también hay leales encarnados (algunos santos y profetas) que carecen de superpoderes y también del recuerdo plenamente consciente de su origen y naturaleza, aunque intuitivamente mantienen el hilo y obran milagros.

Mi opinión es que los dioses antiguos, los de las religiones "paganas", al menos parte de ellos, no son alegorías ni fantasías, desde un punto de vista cristiano, quiero decir, sino ángeles de ese tipo, tanto leales como rebeldes, con superpoderes, anteriores a la era de Cristo, que Dios puso al cargo de fenómenos naturales y para guiar a los hombres o que "bajaron" saltándose las reglas y se convirtieron en demonios / vigilantes. Tal vez durante un tiempo quiso que participaran en la conformación del mundo con cierta libertad. En los últimos milenios Dios los habría ido "dando de baja", retirándoles sus poderes sobre La Tierra, a medida que los hombres dejaran de rendirles culto. De ahí que en el Viejo y Nuevo Testamento no recuerdo que se les tache de inexistentes o fantasías, sino de "no ser rival para Dios / Cristo". Las instrucciones concretas son que no se les debe rendir culto ni confiar en ellos. No obstante, también mi teoría es que los "buenos", los que estaban ahí puestos por y para servir a Dios y que siempre cumplieron con su cometido, como la Madre Tierra, no fueron dados de baja, sino reconvertidos, en santos cristianos, a medida que el evangelio avanzaba entre los hombres.

(Siempre según mi hipótesis mítica) Unos volvieron a nacer físicamente como hombres y mujeres, siguiendo el proceso de vida de los santos que he mencionado y otros directamente fueron convertidos en tales en nombre, sin volver a "pasar" por La Tierra, hay numerosos ejemplos que seguro que conocéis. Mucha gente resentida contra el cristianismo apela a este segundo tipo de reconversión un argumento contra tal religión. Para mí, al contrario, la confirma en su completitud con el mundo anterior a la venida de Jesús. Aunque por supuesto yo no necesito tal cosa para ser cristiano, se trata sólo de una hipótesis personal, lateral, sui géneris.

En particular tengo una hipótesis para la Madre Tierra o la Gran Madre, deidad principal adorada por muchos pueblos en todo el planeta con diversos nombres. Hace más de 20 años, cuando era aún ateo / agnóstico, empecé a leer sobre sucesos extraños o paranormales en España. Me llamó rápidamente la atención que un porcentaje muy superior a la mitad de los registrados, consistían en apariciones de La Virgen, desde el principio de la era cristiana hasta finales del siglo XX, hasta el punto de que pronto la iglesia tuvo que aceptar e integrar su culto, a lo que era muy reticente en un principio.

Ella acostumbra a aparecerse en fuentes de agua, bosques, montañas, ríos, junto al mar; es omnipresente el agua, dulce o salada, en su compañía y muy a menudo se trata de parajes donde los antiguos paganos adoraban a espíritus femeninos de la naturaleza, acuáticos normalmente, diosas menores o advocaciones de la Gran Madre / Madre Tierra. Como he dicho más arriba, ello para mí no contradice ni enmascara, todo lo contrario, confirma la totalidad.

Por eso, a la pregunta de mi amiga, acerca del aprovechamiento o reconversión del culto pagano en cristiano, contesto que me parece que eso es lo normal, lo que da continuidad al todo y que, si siguen venerando al santo o la Virgen que antes era una deidad pagana, no hacen más que continuar la comunicación con el espíritu adecuado, manifestación delegada de Dios que ya se daba a.C. y se sigue dando revelada y reafirmada d.C. Los que lean esto no deben olvidar que yo soy cristiano, cuando afirmo quiero decir que lo creo. Ellos por supuesto pueden creer otras cosas, incluidos los cristianos. En particular estas líneas no son cristianismo oficial, son algo particular mío. Queda aclarado.

Algo que a menudo se desconoce o ignora deliberadamente y que ya he apuntado más arriba, es que la iglesia católica como institución, no se dedica a propagar los cultos de vírgenes ni santos, excepto uno: el de Jesús. Son los fieles, las más de las veces analfabetos o sencillos, los que insisten en que se les aparece La Virgen o un santo y hacen milagros (muchas veces donde antes ya existía un culto pagano "benigno"). La iglesia acaba por aceptar la advocación, tras llevar a cabo un proceso minucioso de acumulación de indicios y testimonios. Hay también lugares de culto cristiano apócrifo que quedan sin reconocer oficialmente por la iglesia.

Las fuentes de la fe: 4 – Tradición (II)

Por qué los ricos irán difícilmente al cielo

Lucas 21: "En aquel tiempo, alzando Jesús la mirada, vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos."

Mateo 19: "Es Más Fácil Que Un Camello Pase Por El Ojo De Una Aguja, Que Un Rico Entre En El Reino De Los Cielos."

Estas dos parábolas explican lo que quiere decir Jesús y están muy relacionadas. No quiere decir que ser "rico" sea malo en sí, ni que esté prohibido, sino de qué manera se vive, relativamente a lo que se tiene y la importancia que se le da a la mera posesión de riquezas en sí misma. Una persona poseedora de riquezas que ha convertido esto en el fin en sí mismo de su vida terrena, difícilmente entrará en el Reino de los Cielos porque su única preocupación (acumular dinero sobre cualquier otra cuestión) es incompatible con el mandato de obrar desde el Amor de Jesús. Hay otro significado positivo de rico, que no es el que acumula muchísimo dinero, sino el que tiene todos los bienes materiales que necesita para ser feliz, así puede haber "ricos", pobres a ojos de otros. Una persona que recibe mucha abundancia y según le llega la hace fluir hacia los demás y el resto del Universo no debería tener ningún problema para entrar en el Reino, más bien al contrario. Es mi opinión.

Esta cuestión está emparentada también con la siguiente parábola.

Mateo 25, 14-30 "En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente, el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio, el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor". El texto es muy largo, pero el Señor (Dios en alegoría), premia a los dos primeros y reprende al tercero, el que sólo recibe un talento. Durante mucho tiempo yo no entendía esta parábola, pensaba "qué injusto, el que sólo recibió un talento lo tiene más difícil para sacar rendimiento que los otros dos, juega con desventaja, con una actitud conservadora y es doblemente castigado". Porque creía que los talentos eran literalmente un dinero que invertir. Pero no se refiere a eso, sino a capacidades, habilidades, lo que se le da bien a uno más o menos por genética y/o educación temprana, que también puede consistir en nacer en una familia acomodada cómo no. La cantidad de talentos recibida despista un poco. Pero el Señor no pide peras al olmo, sino que cada uno devuelva con rendimiento proporcional a lo recibido al principio. Los dos primeros multiplican por dos, el último se queda como estaba. Esto me lo explicó por primera vez una buena amiga psicóloga y desde entonces procuro no fallar en devolver lo recibido con intereses. Consiste en que las capacidades que uno tenga, no deben esconderse o desatenderse, sino potenciarse y utilizarse, para bien propio, de los demás y mayor gloria de Dios. Así, si a uno se le "dan bien" ciertas profesiones, artes, deportes, habilidades en general, debe apostar por ellas, porque esos son los talentos que Dios le ha prestado para que devuelva con rendimiento al final de su vida terrena. A nadie se le va a pedir que triunfe en algo para lo que no está capacitado, pero sí en lo que es bueno de forma natural, al menos que se esfuerce con ello.

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Gracias por leerme y por vuestro interés, en unos días saldrá publicado el siguiente capítulo de esta serie "5 - Razón", estad atentos. También me permito recomendaros un librito que he publicado hace poco:

Cuaderno "Pueblos Prehistóricos de Iberia" - El blog de Rodrigo JOCILES FERRER

Las fuentes de la fe: 4 – Tradición (II)


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