Las penas cantadas son menos penas*

Bueno, no. Pero el título quedaba fetén.

Me refiero a las penurias que atraviesa la ciencia, que desde los distintos recortes que empezaron en 2010 no levanta cabeza. Aunque está un poquito mejor, los titulares no son muy halagüeños. Entre eso y que no parece que la sociedad en su conjunto se haya dado cuenta de que la ciencia está herida, pues mal vamos. A veces creo que soy yo, que pese a ser una persona de naturaleza optimista, no veo cómo recuperar un sustrato que se ha perdido.

Con estos mimbres... Ahí hemos estado Manuel González y yo pergeñando unos números de cabaret para contar cómo está la cosa en cuatro entreactos representados en el evento Naukas Bilbao la semana pasada. En el primero hablábamos de la emigración, en el segundo de financiación, el tercero estaba destinado a la divulgación y en el último hacíamos una nada sutil autocrítica al mundo científico. Porque no, la ciencia no nos va a salvar de nada si la sociedad, en su conjunto, no la defiende. La ciencia, por sí sola, solo es conocimiento (que no es poco), pero si formamos a la gente y luego no encuentran salidas laborales, si proyectos importantes se quedan sin fondos, si no damos a conocer esos resultados a la sociedad, al final, no nos salvaremos. Si no apoyamos lo público no nos salvaremos. Si no defendemos los derechos humanos básicos, no nos salvaremos.

Y el planeta seguirá, pero sin nosotros.

Al margen de la "canción protesta", Naukas Bilbao ha supuesto un soplo de aire fresco, un paso hacia lo que queremos que sea de nuevo nuestra vida: disfrutar de la gente a la que apreciamos. Eso es lo que nos llevamos. Lo que queda. Lo único realmente importante.

Ojalá las generaciones que vienen sepan verlo mejor que nosotros.

Aquí les dejo los enlaces a los entreactos para que, si quieren, puedan disfrutarlos (o sufrirlos):

*La imagen destacada es una foto que nos hizo nuestro admirado Xurxo Mariño.