Revista Literatura

Las sombras del Periodismo

Por Alberto Yoan @albertoyoan
En el nuevo escenario de los medios de comunicación, en este mundo hiperconectado donde todo influye todo y a todos, los periodistas y el periodismo nos vemos limitados por seis P, definidas por el profesor, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, Ramón Reig: P de propietario de los medios, P de publicidad, P de producción de la noticia, P de público, P de política y hasta por la propia P del periodismo
La connivencia de los medios y los periodistas con otras muchas empresas, ajenas al periodismo en sí o a la comunicación, pero que por intereses comerciales y diversificación del capital han invertido en empresas periodísticas, ha ampliado la censura y la autocensura en los periodistas que callan para mantener contentos a quienes en definitiva les pagan el pan del mes. 
Las sombras del PeriodismoLos propietarios de los medios ya no solo tienen compromiso con la verdad, sino otros muchos intereses: económicos, políticos… que trascienden al mismo medio, incluso en el accionariado de periódicos, radios y televisiones, hay bancos y otras entidades que velan por mantener intachable su reputación. Si no están presentes de manera directa, se aseguran el beneplácito del medio y los periodistas a través de la publicidad, no por gusto las principales empresas, los partidos políticos y hasta la administración pública invierte gran cantidad de dinero en campañas publicitarias. 
Ante este panorama los periodistas se quedan con poco margen para investigar a fondo y sacar a la luz pública “lo que otros quieren mantener oculto”, aunque sí tienen todo el poder para divulgar las bonanzas de quienes los patrocinan o están detrás de los medios. La producción de noticias por tanto se queda al servicio de quienes mantienen a los medios, que en la mayoría de las ocasiones se mantienen al margen de la verdad y solo se dedican a dar voz a las notas de prensa de los gabinetes de los partidos políticos, instituciones y empresas, incluso hasta las declaraciones en las redes sociales, saltándose a la ligera la máxima periodística de contrastar todas las informaciones antes de ser publicadas. 
Los periodistas, atados de pies y manos en estos medios, solo se dedican a hacer aquello que le orientan sus jefes y no se atreven a decir toda la verdad con tal de no acabar con su estatus quo y engrosar las listas del paro. Los más arriesgados se desentienden de todas estas ataduras y se aventuran gracias a Internet en nuevas apuestas por la verdad para un público ávido de la misma y con la suficiente capacidad crítica para discernir sobre la realidad. 
Lamentablemente, el lector promedio de los medios tradicionales se ha convertido en un receptor acrítico, que no analiza aquello que recibe, solo se conforma con lo expuesto por su diario de cabecera para mantener su mundo como se lo imagina. Algunos medios han matado la capacidad de pensar de su público, que se queda solo en lo dicho palabra por palabra, pero no es capaz de ir más allá. En esta época donde hay una sobreproducción de noticias, los usuarios están saturados ante tanta avalancha de sucesos y terminan por refugiarse en su cortijo. “¿Para qué buscarle la quinta pata a la mesa?”, pensarán muchos.
NOTA: Apuntes de la clase de Estructura y Políticas de la Comunicación por Ramón Reig en la FCOM de la Universidad de Sevilla. 

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