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Mdina y las calles del silencio

Por Viajaelmundo @viajaelmundo
El Palazzo Gatto Murina es el edificio más antiguo de Mdina; data del año 1350

El Palazzo Gatto Murina es el edificio más antiguo de Mdina; data del año 1350

No sabía que existieran ciudades que dieran la sensación de estar vacías. De buenas a primeras, no sé a dónde se ha ido todo el mundo cuando llego a Mdina, la antigua capital de Malta; una ciudad fortificada y con cuatro mil años de historia, de calles estrechas, de paredes desvencijadas que respiran arte barroco y medieval al mismo tiempo.

La ciudad está vacía, pero llena de turistas curiosos.

Dos autobuses se estacionan cerca de su entrada principal, escoltada por dos leones; un carruaje halado por caballos pasa despacio sin llevar a nadie. Un grupo de españoles dejan la ciudad, mapa en mano, y otro grupo de italianos, franceses y alemanes va entrando con la curiosidad en la mirada. Pero en las calles de Mdina no se deja ver nadie más. Las calles están vacías, aunque hay carros. Algunos balcones tienen ropas guindadas, pero no veo quién las guinda. En Mdina hay apenas un poco más de 300 habitantes y la mayoría forman parte de familias de la nobleza maltesa. Se le conoce como la ciudad del silencio y solo estando ahí se entiende porqué.

Me da la sensación de estar caminando por el medio de alguna maqueta muy bien construida. Hay calles que parecen peatonales, por ser tan angostas, por tener la entrada de la casa tan a la orilla; pero por ahí transitan con bastante agilidad los autos, uno a la vez. No hay semáforos, no hay aceras. Mdina creció fortificada, en orden y silencio.

Un guía italiano me va contando parte de la historia y así nos detenemos ante el Palazzo Falson, antigua residencia del capitán Olof Frederick Gollcher, un apasionado del arte que reunió en vida más de 3500 obras que hoy pueden verse en el lugar; o nos quedamos mirando los relojes de la Catedral para entender cómo funciona el calendario de estilo italiano. Justo aquí hay un museo, pero ya son las cuatro de la tarde y han cerrado las puertas. Nos detenemos también en el Palazzo Gatto Murina, el edificio más antiguo de toda la ciudad (data del año 1350) y en particular, uno de los que más me ha gustado.

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Después de ver la Casa Testaferrata, el Museo del Priorato Carmelita, el Palazzo del Piro y el Xara Palace, hago una pausa en La Fontanella: un café curioso y conocido en la ciudad, en donde se jactan de preparar las mejores tortas. Me decanto por un capuchino y una torta generosa de chocolate con menta que tiene un sabor muy parecido a la gloria. Desde este café se tiene una vista amplia, no de Mdina, pero sí de otras ciudades como Valleta. Dicen que si el cielo está muy despejado, se puede ver la isla de Sicilia, en Italia.

Me da la impresión que el tiempo en Mdina transcurre con lentitud. Solo la brisa hace de las suyas en esas calles históricas. Hay que abrigarse bien, aunque la temperatura sea cálida, porque hay ráfagas que despeinan y que no sé bien de dónde vienen. Creo también que hay que caminarla mirando con atención, sin nada de prisa y tocando las paredes. Me parece que hablan al tocarlas. Me gusta hacerlo, imaginar, entender la historia y crearme una propia.

Para ver más fotos de Mdina, puedes entrar a este ÁLBUM

¿CÓMO LLEGAR? Ir desde la terminal de buses de Valleta hasta Mdina, toma cerca de 50 minutos. Hay que subirse al bus 51,52 ó 53 y luego caminar unos minutos hasta la entrada de la ciudad. El ticket del bus cuesta 1,50 euros (Abril 2014) y es válido para usarlo por un día, las veces que se quiera.

PARÉNTESIS. Si van a La Fontanella, pidan el chocolate caliente Fondente Venezuela, que lo preparan con cacao de Paria y del Sur del Lago de mi país. Me emociona que en Malta, un archipiélago tan lejano de nosotros, sepan que tenemos el mejor cacao del mundo (así dice en la carta)

PUNTOS SUSPENSIVOS. Hice este paseo guiado a Mdina desde Elanguestla escuela de inglés en la que hice un curso por una semana. Allí dan facilidades a los estudiantes para conocer Malta, con costos económicos e incluso, hay algunos tours gratuitos. Fueron cuatro horas de recorrido por 14 euros que se deben pagar en efectivo.

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