Mesa para dos

"De primero tomaré... "

El martes por la noche me vino a buscar y nos fuimos a cenar, lo malo de los restaurantes que te ponen bastante variedad es que no sabes qué vas a escoger, así que después de unos 10 minutos intentando saber que era lo que deseábamos… Comenzamos a hablar, mientras seguía la conversación me fije en la pareja que se había sentado justo en frente nuestro, ambos con cara de cansados, él vestido con un traje de lino blanco y ella con unos vaqueros acompañados de una camiseta, lo cual hacía que chocase la imagen: “uno demasiado formal, y la otra demasiado informal”. Mientras cenábamos, nos reíamos, hablábamos y nos salían alguna que otra anécdota… La pareja que estaba en frente cenaba, hablaban cuatro palabras, miraban a su alrededor y finalmente pidieron la cuenta. Yo me pregunté entonces como las parejas acaban por acomodarse tanto uno al otro que finalmente terminan por no tener conversación, por salir a cenar como si fuera algo monótono y nada especial, como si todo estuviera programado en su cabeza…Un pacto entre ambos, un pacto que los dos han aceptado sin ni tan siquiera preguntarse el por qué de aquello.

Resulta triste darte cuenta de eso, porque yo lo veo por todos los lados. En los restaurantes, andando por la calle, comprando en los centros comerciales, sentados en el metro o en el autobús, tomando unas copas, saliendo con los amigos, exposiciones, cines… En todos los lugares. Como dice Carrie en Sexo en Nueva York: “yo no quiero convertirme en una pareja más que acaba por perder la chispa”, pues eso es exactamente lo que les ocurre a ellos, y creo que todos nosotros en un momento u otro nos ha ocurrido. En vez de arreglarlo, miras a otro lado y aceptas que los meses de pasión se han evaporado, ha quedado la tranquilidad y la confianza… ¿Pero tan solo basta eso? A veces se intenta arreglar, en ocasiones funciona, en otras no…