Revista Educación

Michael, Rosa y Pau

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Michael, Rosa y Pau

En estos meses de enfermedad e incertidumbre ha muerto mucha gente. Muchísima. Pero las tres muertes que más me han afectado no han tenido nada que ver con el virus. Michael Robinson, Pau Donés y Rosa Maria Sardà. Los tres han muerto de cáncer. No de maldito cáncer, puto cáncer, del bicho, la cosa o una larga enfermedad. De cáncer. Algo que estaba ahí antes del virus y seguirá estando en la nueva normalidad.

El porqué me han afectado tanto estas muertes ni lo vi venir ni lo puedo explicar bien. De Michael seguía con cierta frecuencia sus Informes. Rosa Maria era básicamente un recuerdo de infancia. Y de la música de Pau he hecho todas las bromas crueles que he podido. Pero me ha jodido. Demasiado, para mi gusto. Por intentar encontrar una explicación, tras cada una de las tristes noticias he estado buceando en la red por reacciones de aquellos que los conocieron. Ahí he encontrado una pista importante: me ha dolido porque se han ido tres buenas personas. Buenas de las de "ya estaba dicho de antes, cuando estaban vivos". Pero es que además tenían la cabeza muy bien amueblada y lo demostraron ante la enfermedad.

Rosa Maria Sardà, en una reciente entrevista con Jordi Évole: "El cáncer es invencible, no es una lucha, es una cuestión de que los que se ocupan de esto tengan más o menos tino al programar unas ciertas medicaciones o lo que sea, pero no se trata de un 'match' de a ver quién gana, porque el cáncer siempre gana."

Pau Donés, en una entrevista de hace un par de años de Iñako Díaz-Guerra: "La gente siempre te pregunta si el cáncer te ha cambiado la vida y ni me ha cambiado la vida ni he aprendido nada de él. De una enfermedad no se puede aprender nada, o nada bueno, en todo caso. Sencillamente, me puso en otra situación. Pero no me enseñó nada, no le tengo que dar gracias. (...) Eso de la batalla es muy americano. Van por delante en el tema de investigación y lo han planteado así porque es un buen negocio: todo el tema de la pelea y los superhéroes se vende muy bien. Pero no es mejor ni tiene más mérito quien supera un cáncer que quien no. Eso es un tópico peligroso."

Michael Robinson bromeaba: "La jefa de oncología me dijo que 'no tenía cura, pero sí que se podía tratar para controlarlo. Un tratamiento de 5 años que cuesta 14.000 euros al mes.' Mi mujer me dijo: '¿Cómo lo pagaremos?' y yo le contesté 'Intentaré morirme pronto para no dejaros en bolas'."

Rosa Maria confesaba no haber llegado nunca a ser la actriz que quiso ser. Pau que el parón por la enfermedad le sirvió para revisar sus prioridades y pasar más tiempo con su hija. Michael que su vida había sido tan buena e intensa que fuera cual fuera el desenlace a él ya le estaba bien. Y todo su entorno los echa muchísimo en falta porque sus vidas eran mejores con ellos presentes. Sin épicas, con amabilidad. Con miedo pero también con serenidad. Sin batallas ni guerreros y con confianza en los que de verdad tienen las herramientas y la responsabilidad, el equipo médico. Con mucha reflexión, seguro, para conseguir librarse de las cargas extra. Porque el enfermo ya tiene bastante con lo suyo.

Si acaso dejemos la guerra y los enemigos para los que investigan cómo curar el cáncer. Pero me aventuro a opinar que aquí, este tampoco es el enfoque.

Michael, Rosa y Pau

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