Revista Educación

Miedo

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Miedo

Es, probablemente, el peor día para escribir sobre esto. Pero no soy un tipo sujeto a conveniencias, sino a neuras, y hoy, probablemente, solo podría escribir sobre esto.

Paso más tiempo del deseado intentando explicarme a mí mismo LAS COSAS ®, de qué van, cómo funcionan y en qué me afectan. Y el tiempo restante convenciéndome a mí mismo de que no lo lograré. Y, claro, LAS COSAS ® hoy van de política y elecciones y por qué hago lo que hago y pienso lo que pienso. Un día de estos, durante el café de la mañana, llegué a un resumen que me pareció satisfactorio por el momento: la gente de izquierdas cree que la mayor parte de la Humanidad es buena, alguien en quien apoyarse y por quien velar; la gente de derechas piensa que el hombre es, mayoritariamente, un lobo para el hombre, y vale más la pena protegerse que proteger. De ahí que los partidos de unos apuesten más por el gasto social y los de los otros por la seguridad. Unos por garantizar lo mínimo para todos y los otros porque los que tienen no lo pierdan. Que para unos las fronteras y las prisiones deban ser excepciones a la norma y para otros la norma sin excepción.

Y ojo. Esto no hace a unos y otros automáticamente buenos y malos. Es curioso asunto el miedo. Sagaz, astuto, imprevisible. Pero sobre todo, testarudo. Difícil de convencer o apaciguar. Y no es que yo maneje datos sólidos que me permitan no tener miedo. Es solo mi experiencia de privilegiado la que me ha hecho conocer a muchísima más gente buena que mala. Es más, yo también tengo miedo: me provoca un terror absoluto imaginar que estoy rodeado de hijos de puta. Prefiero imaginar (¿inventar?) un entorno repleto de gente buena que, como mucho, tiene miedo.

Ahora bien, dicho esto, hay un tercer grupo de personas: esos a los que les da igual el resto del mundo y LAS COSAS ®. Solo un número limitado de personas (todas básicamente del mismo color, religión, nacionalidad y orientaciones varias) merecen no tener miedo. El resto ha de sufrir.

Y repito que, probablemente, hoy sea el peor día para escribir sobre esto. Porque sea ya tarde, porque es inútil, porque el resumen que me resultó satisfactorio el otro día, durante el café de la mañana, vaya limando sus aristas por infiltraciones de LAS COSAS ®. Pero aún así lo escribo porque un grupo de gente buena, que solo tiene miedo, ha decidido que somos más peligrosos los que preferimos ver bondad en la Humanidad que aquellos que están decididos a hacernos sufrir. Por lo que sea.

Así que recuerda: entre un nazi y una papa, se vota a la papa. Entre un nazi y una cucaracha, se vota a la cucaracha. Y el que abraza, disculpa, comprende o deja pasar a un nazi, es también un nazi. Aunque solo sea por miedo.

Miedo


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