Revista Coaching

Miedo a perderse algo

Por Soniavaliente @soniavaliente_

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Sabía que era muchas cosas. Una JASP -qué viejuna se siente al emplear el término,  pero si conoce el significado, usted también es talludito, majo-, una DINKI (Double Incomes No Kids) y ahora resulta que es una FOMO. O más bien padece el Fear of Missing Out, o lo que viene a ser lo mismo: miedo a perderse algo. Lo tiene todo, papi. Que no se respire miseria.

Le pone en situación. Domingo por la tarde. Usted está tirado en el sofá. Echa mano de su portátil, tablet o teléfono y entra en su Facebook. Y oh, señor. Todos sus contactos han tenido un fin de semana alucinante. Han salido de viaje, de congreso, de excursión gastronómica. Han ido al cine, al teatro, han conseguido mesa en aquel restaurante y han conocido a su ídolo. O todo junto. Pero, ¿cómo puede ser? Entonces se mira y lo sabe. Algo va mal. Muy mal. Y su vida huele tan mal como usted. Porque son las ocho de la tarde y usted sigue en pijama. Y por supuesto, no se ha duchado.

Miedo a perderse algo

Tranquilo, no es el único. Según, un informe de JWT, 3 de cada 10 personas entre 13 y 34 años se han sentido alguna vez así. Ninguneado. Abatido. Solo. Entonces, usted se pregunta qué está haciendo con su vida. Que no la exprime como debiera. Tiene la certeza de que se está perdiendo algo aunque no se sabe exactamente qué. Que, teniéndolo todo, la vida de los demás es mejor. O al menos, parece más fácil

Pero es sólo un espejismo. Las redes sociales potencian esa realidad. Instantánea y ubicua. Nadie cuelga fotos de una bronca, de un despido, de un entierro. Las redes sociales ayudan a construir una imagen de marca sin mácula.

Facebook es un universo paralelo poblado de avatares sonrientes, triunfadores y felices. Donde no existe el miedo. Y nunca nadie está solo. La hierba siempre crece más verde en el jardín del vecino. Aunque, a veces, sea más falsa que el musgo del Belén, de los chinos.

 


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