Revista Cocina

Montia

Por Evasionesculinarias @EvasionesC
MONTIA
Montia, planta que crece en terrenos húmedos, también conocida como coruja, pamplina o marusa y cuyas hojas se consumen en ensalada. Además de todo esto Montia es un restaurante situado en San Lorenzo de El Escorial, que es el resultado del trabajo de Daniel Ochoa y Luis Moreno, dos apasionados de la cocina y de los buenos productos.
En Montia trabajan con productos de la Comunidad de Madrid. Explorando huertos, granjas y pequeñas fábricas, han encontrado productos realmente buenos e interesantes con los que crear platos exquisitos. Yo personalmente, les agradezco mucho acercarme más a nuestra comunidad a través de la gastronomía, no tenía conocimiento de que en Madrid hubiese tantos y tan grandes productos y productores, ¡tendré que seguir investigando!
MONTIA
El local pequeño y súper acogedor, decorado con elementos de la tierra, muy natural, elementos decorativos de maderas y piedras te acercan a la mentalidad del Montia, de su amor por los productos que nos da la naturaleza.

Un restaurante sin carta, los platos que sirven cada día dependen de los productos que haya en el mercado. Tres posibilidades de menú, corto, largo o XL :), nosotros nos tuvimos que animar con este último, nos pareció todo tan rico que no podíamos perdernos ni un plato. Además te dan la posibilidad de acompañarlo con un maridaje elegido por ellos, vinos y cervezas atrevidos, de pequeña producción y muy interesantes.

Al no haber carta se preocupan por si el comensal es alérgico a algún alimento o si hay algo que no le guste, para poder variar el menú. Antes de comenzar con los entrantes sirven pan y mantequilla. El pan de la finca ecológica Río Pradillo riquísimo y la mantequilla de La Colmenareña elaborada con leche de vacas de granjas de Madrid. 


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Comenzamos con una cerveza artesana Cibeles que será el maridaje que acompaña los tres entrantes, servidos en un plato de piedra espectacular, como el resto de la vajilla que se usa en Montia.
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Con los entrantes nos quieren recordar algunas de las tapas típicas de las barras de los bares. Como los boquerones en vinagre (abajo de la foto), en este caso es una patata suflé rellena de un paté de boquerones en vinagre.

Pollo en pepitoria es el bocado de en medio de la foto. Crujiente bocado acompañado de una salsa de cebolleta. Por último un bisqué frío de cangrejos de río, abajo del vasito el bisqué de cangrejos, después una espuma de hinojo y arriba unas hojas de Montia. Después de estos bocaditos nos sirven el gazpacho de pepino y manzana con fresas, sardinas y flores de sauco.


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Las flores de sauco en dos texturas, crudas y en tempura, acompañan este delicioso sorbete de gazpacho. Un plato muy refrescante.
Después otro pequeño bocado, crema de queso, alcachofa y flor de cebollino en tosta de espelta.
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Una tosta crujiente acompañada de cremas con unos sabores potentes.
A destacar este pesto de hojas verdes de la huerta, mejillones, pencas, cítricos y hierbas.
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Plato refrescante, marino, diferentes texturas, muy agradable al paladar.

Seguimos con una cucharita de escabeche de barbo y habitas.


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Escabeche ligero de este pez de río que no suele aparecer en la mesa de nuestras casas. 

Guisantes lágrima, avellana y bacalao.


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Me encantó este plato, el bacalao en su punto de cocción, súper jugoso, acompañado de un pilpil y unos guisantes lágrimas que están deliciosos y le daban un toque dulzón muy bueno.

El plato que para mí fue la sorpresa de la comida fueron estos riñones de lechal a la brasa.


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A punto estuve de decirles que no me los pusieran y hubiese sido un gran error porque estaban espectaculares. Tiernos, con un punto ahumado de la brasa, exquisitos.

Pularda a la brasa.


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Marinan la pularda y queda especiada y bastante jugosa.

La liebre royale con gnoquis de zanahoria y remolacha.


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Un plato muy especial. La carne tierna, con un sabor potente acompañada de los toques dulces y melosos de los gnoquis. A pesar de ser un plato de caza, fuerte de sabor, el acompañamiento le da un toque elegante y hace el plato mucho más agradable.

Para rematar y hacer el menú XXL no pudimos irnos sin probar los callos a la madrileña.


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De textura suave, cocinados lentamente. Un guiso súper tradicional hecho con mucho mimo. No fallan ni en un plato, creatividad e innovación bien pensada y también bordan los clásicos. 

Antes de los postres, la degustación de quesos de la sierra madrileña(excepto uno que era de Ávila)con compotas artesanas.


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Acompañando estos quesos una infusión de té y peras. Excelente elección de quesos, desde un queso suave y cremoso hasta quesos con gran sabor.

Empezamos con los postres y nos sirven este bizcocho de sauco con helado de menta y fresones.


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Este plato te hace recordar el comienzo del menú, sauco, fresas, un sorbete helado...muchos ingredientes iguales en un plato salado y en el primero de los postres. Un postre refrescante y divertido.
Tronco tarta al cantueso y matices montañeses.
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Con este plato, nos comentaron, que querían que apareciesen esos aromas que te encuentras mientras paseas por la sierra madrileña. El bizcocho con toques de cantueso, o lavanda, espliego... también toques de tomillo, romero... Un postre espectacular. Un menú delicioso acompañado de una selección de vinos de lo más curiosos, sabores diferentes a lo que solemos estar acostumbrados en el mundo del vino.

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