MORIR COMO UN HOMBRE (João Pedro Rodrigues, 2009)

"Ah cómo me gustaría vivir en plural, no hay nada peor que el singular". El verso es un lamento triste como corresponde a la música de la que proviene, uno de los faros desoladores que suenan en Morir como un hombre, la película del portugués João Pedro Rodrigues que vamos a ver esta noche en Primer Plano. Pero ese verso es de algún modo el axioma de la película de Rodrigues, la idea fija que la habita y la mueve. Por lo pronto esa reivindicación de lo plural es el lema de su protagonista, Tonia, una dark queen madura, sacrificada, católica devota que después de veinte años de draguear en boliches nocturnos quiere por fin consumar un viejo sueño: ser mujer de una vez y para siempre.Entre el calvario y la comedia, la penuria y la parodia la vida de Tonia y su ambición (el derecho a gozar de un género – otro independiente de la biología y los estereotipos culturales) funcionan en el film de Rodrigues como campo de prueba de los argumentos de la teoría queer que defiende la idea de que el género no es una fatalidad anatómica sino un artificio, una construcción de la cultura y puede, por lo tanto, ser intervenido en todos los sentidos. Como decía un célebre travesti de Almodóvar “Yo no soy quien soy sino quien me gustaría ser”.Almodóvar es, efectivamente, uno de los modelos posibles de Morir como un hombre, el otro es el Boluda total de Fabio Alberti, eso da la medida de la originalidad y la audacia del film de Rodrigues que es capaz de viajar a la velocidad de la luz, del arte al chiqueo, y de la tragedia total a la payasada más extrema. Un mixto de amor loco, comedia musical y melodrama que el Fassbinder más radical, el de principios de los años setenta, sin duda habría admirado.
Presentación realizada por Alan Pauls el 20 de abril de 2011 en Primer Plano I.Sat.Transcripción del siguiente enlace audiovisual: https://vimeo.com/21976260