Revista Cine

"Movie, movie", dos magistrales películas de Stanley Donen en una película

Publicado el 03 abril 2011 por Carmelo @carmelogt

Movie, movie son en realidad dos películas de temas muy diferentes. Si la primera es buena, la segunda es buenísima.
Que  Stanley Donen es un consumado especialista del musical queda patente con la segunda historia Las bellezas de Baxter, en la que hace un ejercicio de ritmo vibrante que a mí, al menos, me ha dejado entusiasmado, he movido los pies en la butaca y me he emocionado cuando muere Baxter de esa rara enfermedad que tiene llamada Spencer y que afecta sólo a la gente del espectáculo.
La primera parte o movie es Manos de dinamita y es un homenaje a las cintas de boxeo clásico.Harry Hamlin es Joe Popchick, un joven que va para abogado pero ante una enfermedad de su hermana en los ojos, decide meterse al boxeo para costearle una operación que puede curarla.
Cegado ante una bailarina de cabaret liada con una especie de gánster que se convierte en su interesado mánager, cometerá errores que subsanará después volviendo con su novia de siempre.
El nexo de unión de ambas películas es George C. Scott que se sale en su interpretación, primero de entrenador de boxeo legal de Popchick y después haciendo de Baxter en un papel, digamos que inolvidable. Si en la primera movie es Guantes, en la segunda es Botines Baxter. Y en ambas termina muriendo rodeado de la gente que le quiere, como un padre amadísimo. De hecho, esa es la imagen que transmite en toda la película, la del padre bueno.
Guantes entrenador de boxeo y Baxter empresario de musicales tienen muchas cosas en común pero la que predomina es la bondad, y la inteligencia.
Las mujeres están geniales: la estrella principal del espectáculo de Las bellezas de Baxter, la chica joven que le terminará sustituyendo, la novia del boxeador, en fin, todas.
Y de los números musicales ¡qué decir!, deslumbrantes, no olvidar el contable al piano o el cierre del espectáculo exitoso al final de la segunda Movie.
Resumiendo: magnífica película de Stanley Donen en 1978, ese fan de Fred Astaire con dinamita en el cuerpo y en las piernas, como demostró cuando le entregaron el Oscar honorífico a toda su carrera en 1998 y se puso a cantar Cheek to Cheek y a bailar claqué. Formidable.
Stanley Donen recibiendo el Oscar honorífico

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