Revista Educación

No tengo que ser nada

Por Siempreenmedio @Siempreblog
No tengo que ser nada

Soy mujer, y aprendí a estar a favor de las cuotas cuando vi que no, que no había que esperar a que los niveles de presencia de las mujeres en las instituciones se "igualasen" de forma natural. Eso no ocurre. Así que también aprendí a ser feminista, a buscar mujeres para entrevistarlas en programas de ciencia, a intentar darme cuenta de mis propios sesgos y ampliar mi mundo en vez de reducirlo.

Pero no tengo que ser madre para defender los derechos de los niños y niñas del mundo, su derecho a la infancia y a la igualdad de oportunidades, su derecho a la educación y el acceso a una sanidad que los cuide y los proteja.

No tengo que ser vieja para pedir respeto a las canas, respeto y cuidados, dignidad, atención, en definitiva, para las personas que van perdiendo capacidades.

No tengo que ser emigrante para sentir el dolor del desarraigo, para ser consciente de hasta qué punto deben azuzar el hambre, la injusticia o las guerras para empujar a miles de personas a jugarse la vida por una existencia más digna.

No tengo que ser pobre para exigir un trato digno, un techo, un hogar, alimentación, acceso a la sanidad, oportunidades, trabajo, a todas las personas que, por un motivo u otro, se han visto abocadas a la miseria.

No tengo que ser trans para defender los derechos de las personas que sienten algo diferente a lo que los demás entendemos que es la norma. Respeto y dignidad.

No tengo que ser negra, ni gitana, para defender los derechos de las personas racializadas, excluidas, maltratadas por sistema, ignoradas y que tienen exactamente los mismos derechos que yo (y más, para compensar tanta injusticia que les viene desde que nacen).

No tengo que formar parte del colectivo LGTBIQA+ para entender las dificultades, el desprecio, el maltrato que han sufrido y siguen sufriendo las personas que no entran, de nuevo, dentro de la "norma".

No tengo que haber pasado por un hospital para entender la magnitud de esta pandemia, sus peligros, el dolor por las pérdidas, el esfuerzo sobrehumano de tantos y tantas sanitarias que se han dejado la piel por los enfermos.

No tengo que ser nada de eso ni haber vivido nada de eso para alzar mi voz en su defensa, por el respeto a su dignidad, que es también la mía, porque para eso vivimos en sociedad.

Como tampoco tengo que ser científica para estar convencida de que el conocimiento es el modelo de progreso en el que confío, en el que creo que debemos incidir para que nuestra sociedad sea mejor.

El puzzle del respeto a la humanidad tiene muchas piezas, me dejo un montón.

Por eso hoy, si leen esto tempranito y pueden/quieren, únanse a las doce a esta manifestación virtual.

Porque estoy convencida de que #SinCienciaNoHayFuturo.

No tengo que ser nada

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