Revista Educación

Noviembre

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Noviembre

Se me está atravesando noviembre. Empecé el mes quejándome de que no se acababa el verano y un día, de repente y sin avisar, llegó el invierno. Y yo, que si algo no soy es previsor (porque para eso hay que ser inteligente) tengo el frío metido en el cuerpo constantemente. A esto podemos sumarle que uno de los eventos que más me han emocionado desde niño, el mundial de fútbol, se ha aparecido este año en noviembre con extra de corrupción y menú XXL de toda la miseria, vergüenza y podredumbre que se ha podido reunir (ni un Túnez - Australia he podido disfrutar a gusto). Sin olvidar los virus. He contado tres días, de los veintisiete que llevamos, libre de tos/mocos/diarrea/dolor de cabeza. Se me está atravesando noviembre y no acaba de terminar. Y bueno, las noticias, las locales y las otras, que no parecen remontar.

¿Y por qué precisamente este mes haciéndose bola?

Yo qué sé. Será que noviembre es ese mes que llega casi al final. No justo al final, pero sí lo suficiente para tener claro lo que se acerca. Y en diciembre, el que tendría que ser más conflictivo en cuanto al fin, en diciembre estás a otras cosas. Con la mente en otras negociados. Puede que incluso más volcado ya en lo que ha de venir (o no venir) que en el ahora. Noviembre es el vestíbulo, la sala de espera, la música del ascensor que te lleva hasta el parking.

Tampoco estoy seguro. No hay nada en esa sala de espera, en esa música del ascensor, que sea inherentemente malo. Uno podría pensar que se puede disfrutar incluso de eso, que en la antesala del final está implícito el gustito de que aún no es el final. Virus, decepciones mundiales y fríos constantes mediante. El alivio de que, al menos, falta diciembre. Pero para eso, supongo, hay que tener una genética distinta a la mía.

Y sí. Si has detectado una burda y nada original analogía entre el calendario y la vida, estás en lo cierto. Ya advertí que no soy muy inteligente.

Noviembre


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