Revista Educación

Odio las listas de propósitos

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Odio las listas de propósitos

Hay que reconocer que los seres humanos somos animales de costumbres. Cuando agarramos un tema lo exprimimos y luego tiramos las cáscaras en espera de retomar el asunto cuando llegue la fecha o la circunstancia precisa. A 3 de enero de 2020, los medios de comunicación diversos han conseguido que yo, que no le tuve especial manía a 2019, lo rechace. Propongo una tesis a un o una valiente estudiante de Universidad sobre cuántos resúmenes de fin de año de temática diversa se pueden hacer: los mejores libros de 2019, los discos del año, las películas de los últimos doce meses, los hitos de la prensa rosa, las frases de los políticos más destacadas, los sucesos (por desgracia) que más atención han recibido por parte de los medios, los mejores restaurantes y así hasta el infinito. Es que así se empieza el nuevo año con un cansancio tal que ni tiempo de pensar en lo que se espera de los próximos meses.

Por cierto, también odio las listas de propósitos, me parecen una manera de, envuelto en papel celofán, ponerte delante de la nariz todas las cosas que deberías hacer en 2020 para ser una persona con fundamento. Pues miren, ya les digo que no me va a dar tiempo de leer esa larga lista de libros que me recomiendan para el nuevo año (además, ya me los elijo yo solita), ni tengo ni tendré dinero suficiente para viajar a esos imprescindibles lugares que al parecer tengo que visitar en los próximos doce meses. Tampoco tengo previsto aprender todos esos idiomas que se han puesto de moda, ni practicar nuevas artes marciales, ni aprender esa manualidad que se prevé que vaya a ser lo más.

Por resumir.

Pregunta: querida Evasinmás, ¿cómo resumes tu 2019?

Respuesta: Pues bastante bien, he vivido.

P.: ¿Y qué nuevos propósitos tienes para este 2020 que empezamos?

R.: Pues verá, no tengo ningún propósito nuevo, yo sigo con el mismo de siempre: vivir.


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