Revista Educación

Olatz

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Olatz

El jueves murió Olatz Vázquez. Lo más probable es que no sepas de quién hablo, pero si en el último año te has pasado por Twitter tampoco es improbable que te suene el nombre. Olatz era una periodista a la que en junio de 2020, en plena pandemia y con solo 26 años, le diagnosticaron un cáncer gástrico metastásico. Yo he intentado todo este tiempo que el nombre me suene lejano y la historia no me toque sino de refilón, pero no sé si lo he conseguido. Porque Olatz decidió desnudarse (metafórica y literalmente) y desnudar su enfermedad tuit a tuit, foto a foto, hasta el final. Y yo no quería compartir ni el dolor ni el vértigo ni la angustia. Repito: no sé si lo he conseguido.

La COVID-19 ha hecho muchísimo daño a otras enfermedades; a su detección, a su seguimiento y a su curación.
Abro hilo.

- Olatz Vázquez (@OlatzVazquez) August 21, 2020

Su historia es la de la mala suerte. Un cáncer a tan temprana edad y durante una pandemia. Olatz tenía programada una gastroscopia para marzo de 2020 que se tuvo que aplazar tres meses por ese virus que tú y yo sabemos. Tres meses son varias vidas de un cáncer. Para cuando hubo diagnóstico también hubo un mal pronóstico.

Ayer una trabajadora social de la @aecc_es me dijo: "Olatz, tu situación económica va a cambiar drásticamente en los próximos dos meses".
En este último año me he centrado únicamente en mi salud, pero creo que es importante hablaros también de esta otra parte de la enfermedad.

- Olatz Vázquez (@OlatzVazquez) June 23, 2021

Olatz también nos quiso contar que no solo el malestar físico y emocional eran fuente de inestabilidad. También tuvo que enfrentarse a la economía. Una enfermedad larga e incapacitante que no solo tiene unos tratamientos carísimos (¿hasta cuándo seguirán siendo gratuitos en este país?) sino que acarrea la imposibilidad de trabajar, de mantener unos ingresos dignos para una vida digna y estable (al menos en parte).

Cada uno de sus hilos, de sus tuits, sencillos, directos, eran la ventana por la que asomarse a una realidad incómoda pero cercana. Porque:

Casi todas las reacciones a su historia se pintan de un mismo tono: la situación ideal (la más cercana a la ideal, al menos) es una sociedad con andamiajes sólidos para apoyar a Olatz, a todas las Olatz. Un sistema de salud potente que sea difícil de saturar, ampliamente nutrido de recursos que no haya que (volver a) pagar. Un sistema de pensiones robusto que le permita respirar mientras le cueste descansar. Algo tan aparentemente obvio que duele oír a los que pervierten el concepto de libertad con dos cañas y un volante.

Pero posiblemente la mejor enseñanza que nos deja Olatz es esta:

El cáncer es una grandísima puta mierda.

- Olatz Vázquez (@OlatzVazquez) July 11, 2021

No es una bendición. No es una oportunidad de crecer y mejorar (aunque crezcas y mejores, no estás obligado ni es automático, en el proceso). No es una batalla en la que vences o te rindes (¿le vas a pedir a un niño enfermo de cáncer que luche? ¿Vas a dudar acaso de sus ganas de vivir?). O sí es una batalla, pero no una que debiera lidiar Olatz, sino los médicos y los investigadores. El cáncer es una grandísima puta mierda contra la que hay que batallar. Pero todos queríamos, Olatz, todos queremos que mientras otros libramos esa batalla tú no tengas nada más de lo que preocuparte.

Olatz


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