Patatas a lo pobre

Se ve que este nombre no ha parecido bien en los altos círculos hosteleros y ahora las llaman "panaderas", que no sé lo que tienen que ver con el pan ¿será porque apetecen con él y su necesaria presencia en el "mojeteo" del huevo frito que sabiamente las acompaña?
Pero ¿y a lo "pobre", eso qué significa...? ¡Ya estamos con la separación de clases! ¡Hasta en las papas! En plan cachondeo llamamos a las cortadas en bastones patatas a lo "rico", por la forma de su corte. No voy a ponerme a filosofar sobre un tratado que sería posiblemente muy extenso, baste con que pensemos -tontamente- que cortadas en redondeles se las comen los indigentes, vagabundos y hoy, lamentablemente nuestros parados (papas a lo pobre) que las alargadas se quedan para los pudientes y mesas de alcurnias (patatas a lo rico). Por favor, no me toméis en serio, solo quiero provocaros una sonrisa.
Sin duda es más democrático llamarlas panaderas. Yo prefiero llamarlas como siempre, aunque lo de menos es el nombre.
 

Ingredientes:

- Patatas 3 medianas.- Pimientos verdes grandes 2-3.- Aceite de oliva que las cubra.- Sal.

Elaboración:

Para que estas patatas salgan bien es necesario tener en cuenta que deben quedar tiernas y tostadas y por supuesto enteras, no queremos (ahora he recordado a José Andrés) unas migas de patata.
No se os ocurra, para abaratar costes, echarles junto al aceite agua, pues pierden todo su rico sabor y quedan aguadas. Hay que confitarlas en el aceite (siempre de oliva) y moverlas con mucho cuidado el mínimo de veces imprescindible. El momento de moverlas es al principio cuando la patata aún está dura y no se rompe.
Con esta introducción paso a contaros el proceso.
 
Pelamos y cortamos las patatas en redondeles del mismo grosor.
 
Las lavamos y las dejamos media hora sumergidas en agua, para que suelten el almidón.
Lavamos y cortamos en trozos los pimientos sin las semillas y tallos.
Escurrimos las patatas del agua y las secamos. Salamos. Ponemos a calentar un vaso de aceite (250 ml. aprox.) en una sartén a fuego medio. Añadimos las patatas, deben quedar cubiertas por el aceite.
 
Echamos las patatas en la sartén y las impregnamos de aceite moviéndolas de arriba a abajo, ponemos los pimientos y tapamos con una tapadera.
Los primeros diez minutos las movemos cuidando de no partirlas, siempre a fuego medio. En este tiempo deben haber cogido color tostado. Entre los cinco o diez minutos restantes no las moveremos, pero por precaución de no quemarlas, bajamos la llama al mínimo.
Sacamos a una bandeja bien escurridas de aceite y servimos enseguida.