Revista Cine

Paule crece

Publicado el 26 noviembre 2015 por Kike Morey @KikinMorey

Hace un par de años escribí una entrada en este blog titulado " Quiero que crezcas ", con motivo del primer cumpleaños de mi hija Paule. En él resumía lo más destacable de sus primeros doce meses de vida y lo que creía que haríamos juntos cuando tuviera más edad. Hoy Paule cumple tres años y es un buen momento para repasar si esas ilusiones se han hecho realidad o no.

Lo primero que anoté fue lo de ir a la cafetería del pueblo para tomar desayuno. Y eso lo hemos hecho muchos fines de semana. Hasta la camarera sabe lo que pedimos y nos lo sirve sin que le digamos nada. Paule se come un pintxo de tortilla, una ración normal de uno de sus platos favoritos. Y se lo devora en un dos por tres. Después se queda un rato jugando con su tablet mientras yo termino de revisar el periódico. " Aitatxu, aquí no hay Internet" me dice con molestia cuando se da cuenta que no puede ver sus videos favoritos de YouTube. Es cuando creo que lo mejor es volver a casa, antes de que su enfado llegue a mayores.

Un punto que todavía no hemos hecho es lo de pasear por el barrio en bicicleta. Es un regalo que tengo pendiente y que espero resarcir pronto. Pero lo que sí tiene es una moto de juguete con el que ha recorrido todos los parques de la zona y mucho más allá. Y ahora amatxu le ha regalado un patinete que está empezando a manejar. " Aitatxu, ¿podemos ir al parque?" es una de sus frases más repetidas a cualquier hora de día. A veces, cuando salimos a hacer algún recado en el coche, tenemos que cambiar de ruta para no pasar por el verde campo en donde están los juegos infantiles. De lo contrario, sus insistentes reclamos nos acompañarían durante todo el camino.

Y al cine ya hemos ido juntos alguna vez. La primera película que vimos en el cine, todos en familia, fue " Los Minions", o los "Minimons" como los recuerda Paule. Cada vez se lo pasa mejor, le va perdiendo miedo a la oscuridad y se atiborra de chuches para disfrutar aún más de la experiencia. Ahora está a la espera del estreno de " Mascotas ", una nueva cinta de animación prevista para el próximo año, que sólo con el tráiler se ha destornillado de risa. Aunque es pronto para saberlo, por ahí empieza a establecer los "pauletxus" de manera similar a los "kikines" de su padre. Vendrán en los genes.

Paule se va haciendo mayor y es muy divertido verla crecer. Se lo pasa bien en la escuela, goza jugando con sus amiguitos de clase y le encanta bailar y cantar. En su cuarto crea coreografías para sus canciones preferidas, sincroniza sus movimientos con el ritmo del tema y nos guía a nosotros, sus padres, en los pasos de baile que debemos hacer. Obviamente ella no se cansa nunca y somos nosotros los que terminamos exhaustos a la tercera o cuarta canción.

Cuando algún amigo me pregunta cómo está Paule, yo suelo responder "insoportablemente deliciosa". Como lo será para todos los padres, es un reto complicado el marcar los límites y establecer las normas de conducta. Y como todos los niños, ella sabe cuando no se está portando bien. Si tomamos alguna acción correctora, al cabo de un rato viene hacia nosotros y nos pregunta "¿ Amatxu, estás molestada?". Luego nos abraza y nos pide perdón. Y así logra encandilarnos nuevamente hasta su próxima travesura.

Paule crece y afortunadamente lo hace muy bien. Adora a su madre, a quien considera su mejor amiga -"somos Paules" le dice con frecuencia, consiguiendo brillar los ojos de su ama - y me quiere mucho a mí. Me lo demuestra, por ejemplo, cuando me recibe con una enorme alegría a la vuelta de algún viaje de trabajo. Es tanta su felicidad que esa noche no quiere dormir: prefiere preguntarme dónde he estado, contarme lo que ha hecho en esos días y jugar con los regalos que le pude traer. Pero quizás lo más bonito es cuando nos abrazamos y nos regalamos besos entre los tres: son los momentos en los que creemos que lo estamos haciendo bien.

Paule crece

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