Permite que te invite a la despedida

Esta entrada es para decir adiós. He decidido dejar Actos Invisibles, todavía no sé si definitivamente o sólo por un tiempo.
Ahora se supone que es cuándo debo explicar los motivos y se me antoja bastante complicado. En primer lugar, como muchos de vosotros ya habréis observado, últimamente no dispongo de mucho tiempo para escribir y menos para visitaros y leeros como debería. He intentado mantener cierta continuidad en ambos casos, pero me resulta imposible y no alimentar este blog como debiera y no poder visitaros como os merecéis hacen incompatible ya de por sí el hecho de tener un blog.
Ese sería un primer motivo, el segundo es quizá más complicado. Desde hace un tiempo me siento como un náufrago que lanza botellas al mar esperando respuestas, las respuestas llegan pero el náufrago continúa lanzando más y más botellas hasta que comprende que la respuesta que busca está en su interior. El tiempo pasa y creo que debo construir una balsa e intentar salir de esta isla. Lo más probable es que el oleaje me derribe y acabe ahogándome, pero ya no puedo permitirme continuar esperando ese barco que venga a rescatarme.
Cuándo comencé en esto de los blogs, más que nada por una imperiosa necesidad de expresarme,  jamás imaginé que conseguiría tanto, encontrar gente tan maravillosa del otro lado, que alguien pudiera llegar a decirme que se emociona con lo que escribo, ni mucho menos llegar a llamar amigo a alguien que no he visto jamás.
No caben aquí ni existen las palabras capaces de expresar la gratitud que siento hacia todos/as vosotros/as.
Sólo deciros que os llevaré siempre en el corazón y, quién sabe, quizá más pronto que tarde el oleaje me vuelva a llevar a desembarcar en vuestras paradisíacas islas.
Una canción de despedida: