Revista Educación

Por favor, guarden sus uñas

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Por favor, guarden sus uñas

Estoy segura de que la mayoría de personas que conviven con gatos saben que, en toda relación táctil con ellos, hay un momento de terror. Es ese en el que estás jugando con él o ella, y de pronto lo sientes. Esas patitas, que antes eran mudillitas se están convirtiendo en las garras de Lobezno ... En mi caso, yo me quedo quieta, y le ruego, en silencio, a Pichón o a Firulina, que tengan compasión de mí. Hasta ahora siempre han vuelto a guardar esas uñas retráctiles que entiendo sólo sacan a pasear conmigo en dos casos: cuando estamos dándolo todo en el juego y en ese momento en el que me miran con cara de "por favooooorrrrr, déjame en paz yaaaaa".

Y yo no quería hablarles en realidad de las 18 uñas que tienen los gatos, cinco en cada pata delantera y cuatro en las traseras, ni de sus superpoderes retráctiles, lo que quería era confesar que yo fui una de esas ingenuas que pensó, en un momento del Estado de Alarma por la pandemia, que de esta salíamos mejor. Cómo se puede superar la cuarenta y ser tan ingenua sigue siendo un misterio para mí misma. El caso es que ahora, cuando nos enfrentamos al último trimestre del año, se van agotando las ayudas, hay que preparar el papeleo de las concedidas, realizar todas las actividades que se cancelaron o pospusieron por los niveles alto de contagio antes de fin de año y un largo etcétera, que se mezcla con esa época navideña en la que todo debe aparentar ser felicidad, hay mucha uña suelta. Y yo, que a veces miro el mundo como si fuera una mera espectadora, viendo los gruñidos ajenos pasar, les pido, por favor, como si fueran ustedes esos dos gatos que me han adoptado con estoicismo, que guarden sus uñas.

Por favor, guarden sus uñas


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