Revista Educación

Pueblo pequeño, infierno grande

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Pueblo pequeño, infierno grande

Dice la actriz Marta Viera, en la obra de teatro Mararía La de Femés, que ella es todas las marías. Y sí, lo es. Inspirada en la novela de Rafael Arozarena, Mararía, con dirección de Mario Vega y texto de Yeray Rodríguez, el público congregado en el Teatro Guimerá, el pasado 7 de julio, pudo sentir el dolor de ese personaje mítico de nuestra cultura. Casi se podía cortar la asfixia que provocan las habladurías, ese infierno grande en un pueblo chiquito, que custodian los lugareños, incapaces de dejar volar a quienes nacieron en sus tierras pero desean abandonarlas. Esa patria mal entendida, esa toxicidad, ese amor dañino, no solo habitó (ni habita) en Femés. La obra de teatro, coproducida por Una Hora Menos y el teatro Pérez Galdós, somete a Marta Viera y a Mingo Ruano a un desdoblamiento de personajes que casi siempre funciona. Pero la mayor ovación de la noche se la llevó la música en directo y la voz de Lajalada, vestido y sombrero blanco que ocultaba a la grancanaria Belén Álvarez Doreste, y que dejaba a los espectadores embelesados cada vez que intervenía, de pronto convertida en la voz de la isla, de Lanzarote, y en la de Mararía, en la de todas las marías.


Volver a la Portada de Logo Paperblog