Revista Educación

Que esto reviente de una vez

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Créanme si les digo que los repasos diarios por las redes sociales demuestran que la realidad supera la ficción. El último me haQue esto reviente de una vez dejado flipada. Resulta que en uno de los miles de enlaces de Twitter leo que el Gobierno alemán que dirige nuestros designios económicos en toda Europa (menos en la desconfiada Gran Bretaña) acaba de descubrir 55.000 millones de euros extra que tenía en su haber por un error contable. ¡55.000 millones! Recuerdo alguna vez encontrarme por sorpresa un billete de 10 euros en el bolsillo de una vieja chaqueta vaquera y pensar que tenía resuelta la vida, al menos de esa semana.

Evidentemente, tras el impacto del titular, me apresuro a buscar la explicación de tal burrada y admito no haber entendido mucho. Que se cuelen miles de euros en las macrocifras de un país, incluso puede algún que otro millón, vale, pero ¿55.000 millones? ¿No es esa cantidad algo menos de la mitad de la deuda griega con las instituciones públicas financieras? ¿Cómo se le pasa a un Estado como el alemán una cifra semejante si cuando en el encuadre de la caja diaria de un banco cualquiera faltan 10 euros se puede montar la de dios?

No, señores, que esta Europa me decepciona cada vez más; esta Europa que supuestamente defiende el Estado del Bienestar y no hace otra cosa que someterse al poder financiero privado. Hace tiempo que no manda la política, manda el capital de unos señores que llevan algunos años marcando el camino que debemos seguir. Y lo hacen sin rubor y con el “sí, bwana” de aquellas personas a las que hemos elegido como nuestros representantes. Se me escapan, seguro, mil detalles que exceden mi capacidad de entendimiento de un asunto nada sencillo, pero no soy tan estúpida como para no darme cuenta de que en la sociedad moderna en que vivimos los esfuerzos siempre los hacemos los mismos de siempre y que los ricos lo serán cada vez más.

El puñetazo en la mesa se ha dado. Son ya millones de personas las que han salido a la calle en toda Europa para decir que ya está bien de la mamandurria. Pero por ahora las patas de esa mesa aguantan o son repuestas por quienes quieren que esto siga así. El día que esta burrada de mundo reviente, no sé a quiénes se va a pedir que arrimen el hombro. A veces, en mi indignación descontrolada y desmedida, pienso en si lo mejor sería que esto reviente de una vez.


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