Recopilatorio de la banda sonora de mi vida, volumen 1.

Ayer leí un texto muy bonito sobre la banda sonora de nuestra vida. Todo venía a cuento porque se cumplían 87 años de la primera película sonora y una amiga, siempre inspiradora, escribía sobre los diferentes sonidos que conformaban la banda sonora de nuestras vidas.

Intento ir lo más atrás posible para llegar a los primeros sonidos que me envolvieron, aquellos que formaron parte de mi infancia. No sé si mi memoria alcanza tanto o si es producto de lo que me han contado, pero hay una cancioncilla que acude al instante en cuanto pienso en mi niñez. Decía: “Un, dos, papas y arroz” y la cantábamos en la guardería mientras dábamos vueltas en un corro, debía tener unos dos años y medio. Pocos sonidos más guardo de esa época tan temprana.

Lo siguiente que puedo evocar me acompañó cada domingo siempre de regreso a casa en nuestro Peugeot 404: el Carrusel Deportivo. Era imposible escapar, llegué a odiar el fútbol por culpa de este programa que me resultaba una verdadera tortura china. En ese mismo vehículo, el resto de los días de la semana podíamos disfrutar de Los Panchos,  Rocío Durcal cantando rancheras y hasta de Los de Palacagüina con su ‘Son tus perjúmenes mujer’.

Cuando pienso en banda sonora de mi vida me doy cuenta de que, junto a las risas y al arrullo del mar,  la música ocupa un lugar excepcional. Mi padre, con muy poco oído, se esmeraba en cantarme ‘Dí papá’, o ‘Qué bonita que es mi niña’, cuando no se inventaba canciones para nosotros. Y mi madre me hacía llorar con el ‘Ay mi niña bonita’ de Lucho Barrios. Además, mamá hacía dúos con mi abuelo Chano y se marcaban unas malagueñas que quitaban el hipo. Si nos reuníamos con mis primos, el encuentro culminaba con sus canciones, unos tocaban la guitarra y los demás nos uníamos a los coros.  No podían faltar las peticiones de la abuela Luisa entre las que siempre figuraban ‘La de la mochila azul’ y ‘El preso número 9’. En Navidad eran típicos los ’12 cascabeles’ en alemán de los que mi padre disponía el copyright. Esto y risas, muchas risas y a veces llantos, pero casi siempre de alegría.

Creo que si fuera a hacer un recopilatorio con la banda sonora de mi vida necesitaría muchos volúmenes. Quizá el primero de ellos llegaría hasta aquí, pero hay mucho más.