Régimen económico matrimonial valenciano

Me sorprende lo poco que se está hablando (casi nada) de este asunto pese a la importancia que creo que tiene. Es una de esas historias de una absurda ley que nace en el desierto para acabar secándose al poco tiempo sin posibilidad alguna de sobrevivir. Desde que en julio de 2008 entró en vigor la ley 10/2007, el régimen económico matrimonial valenciano por defecto era el de separación de bienes (como ya ocurría en Cataluña desde mucho antes).

¿Qué ha pasado con el régimen económico matrimonial valenciano?

Régimen económico matrimonial valenciano anulado por el tribunal nueve años después

Según dice el constitucional: «cuando se aprobó la Ley de Régimen Económico Matrimonial valenciano, las Cortes Valencianas estaban invadiendo competencias del Estado». La Generalitat, en aquel momento afirmaba que el Estatuto de Autonomía le otorgaba suficiente poder para legislar «sobre la conservación, desarrollo y modificación del Derecho Civil Foral Valenciano».

El tribunal desmiente eso y asegura que solo tiene competencia para legislar sobre «demostradas y realmente existentes costumbres forales».

Nueve años han tenido que pasar para que se anule este curioso régimen foral, de manera que, de nuevo, quien se case en la Comunidad Valenciana, por defecto lo estará haciendo en gananciales y no en separación de bienes. Algo lo bastante importante como para que se hable más de ello, pero por lo visto no es algo que esté generando demasiado interés.

Una pregunta que surge de todo esto es: ¿Qué ocurre con todos los que se han casado en ese tiempo si la ley ha sido anulada? ¿En qué afecta?

En principio no afecta a nada, pero para que el régimen de separación de bienes siga teniendo eficacia y sea oponible a terceros, deberían, lo antes posible, acudir a un notario y realizar la oportuna escritura de capitulaciones.

Vuelvo a insistir: ¿Cómo algo que afecta a tanta gente no está siendo difundido mucho más? Pueden haber muchos matrimonios que crean seguir estando casados en separación de bienes y acabar teniendo problemas de embargos por aplicárseles el criterio de gananciales.

Ramón Cerdá