Revista Educación

Resiliencia

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Resiliencia

18 septiembre 2014 por matthewfragel

Sancho McCann @ flickr.com

Sancho McCann @ flickr.com

Las primeras se dejaron ver en el baño, dando vueltas sobre el lavabo. Dispersas, desnortadas, sin rumbo aparente. Dos hoy, ninguna mañana, tres pasado y así desde hace meses.

Me sorprendió que, atacando desde la solana, hubieran elegido como objetivo aquella habitación de gastronomía tan limitada. Sobre todo porque un leve giro hacia el oeste las hubiera llevado hacia el festín de migas dulces y fruta remadura que es tan a menudo mi cocina. “Es la pasta de dientes”, me asegura un amigo. “Las vuelve locas”. Es posible, pero en ese caso no debe ser muy nutritiva. Allí siguen, dando vueltas con poco entusiasmo y menos organización. Como el ejército de Pancho Villa.

Sin embargo, hace dos semanas por fin entraron en la despensa. Y allí se ve que sacaron a sus tropas de élite. Columnas sólidas, de geometría perfecta, que con el tiempo han ido engrosando y ganando carriles. Marcan un giro sobre la alacena, bajan en 45 grados sobre el imán de los cuchillos, se encaraman al rodapié sin romper la disciplina de marcha y por una esquina del fregadero descienden hacia el maná de la basura.

He probado a machacarlas una a una, pero el pulgar ya no da abasto. Les he puesto unas trampas circulares de plástico que en vez de muerte les provocan curiosidad. Y en los momentos de desesperación he recurrido incluso al insecticida tradicional, aunque prefiero no pensar en sus efectos. De tanto pulverizar, mi sangre debe estar a estas alturas tan contaminada como el Ganges.

Lo cierto es que ya he empezado a asumir mi derrota. Podré jugar a la contención, pero estas han venido para quedarse. Y sí, mi odio está matizado por una admiración aún mayor.

Cuando las veo pienso en aquel neologismo que, como las hormigas, probablemente acabe colándose en nuestro diccionario. Resiliencia, es, en el avance del DRAE, la “Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”. Mientras aplasto a la enésima recluta de su infantería mi convicción se refuerza: a la definición le sobra la segunda palabra.


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