Revista Vino

Ribeiro con Sebio

Por Jgomezp24
Coto de Gomariz
Xosé Lois Sebio (en la foto inferior, a la derecha junto a Bernardo Estévez), más conocido mundialmente como Sebio, tiene un "problema": sabe demasiado... Y la gente a veces confunde sabiduría con exclusividad; timidez con profesionalidad y apariencia y empresa (es el responsable técnico de Coto de Gomariz, ahí es nada) con distanciamiento. Nada más lejos de la realidad. Sebio es un tipo sabio, sí, pero muy accesible a quien se acerque a él. Cuando se supera la fase de "este tío tiene todas las respuestas", encuentra uno a alguien muy apegado a la tierra, que empezó su carrera en la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (EVEGA) para su suerte (allí aprendió lo que no está escrito sobre las variedades autóctonas gallegas y muchas de las iniciativas para su recuperación nacieron allí) y la siguió, sigue vamos, en Coto de Gomariz. La familia Carreiro tiraba del carro, por supuesto, pero no es casualidad, digo yo, que el gran crecimiento cualitativo y cuantitativo de la bodega, haya tenido lugar desde la incorporación de Sebio, va para los 13 años ahora, y con el equipo que Ricardo Carreiro y él formaron. EVEGA está en Leiro y Coto de Gomariz a dos pasos, lo cual quiere decir que Sebio ha pasado toda su vida enológica adulta en Ribeiro. Viaja mucho, tiene pasión por uvas y vinos de todo el mundo (en particular, rieslings y champañas), pero su territorio, aquél del que conoce todo, es el Ribeiro y su DO. Él se dejó, conste, pero yo me aproveché de eso. Lo confieso.
Se entenderá, pues, que haber podido pasar con él más de 24 horas, con dos noches de charla añadida, pateando todo el Ribeiro haya sido un lujazo, digno del posgrado vitivinícola que me estoy dando. Me hizo comprender las diferencias geológicas de los tres ribeiros que, por lo menos, existen; los climas y humedades distintas. Me llevó donde Luis Anxo Rodríguez, Vázquez que estaba en plenitud de forma ese día (injertando con la ayuda de Paco), para mostrarme en qué consiste la microparcelación y cómo una idea de vino (la de Luis Anxo) triunfa y representa la quintaesencia del Ribeiro. Me presentó a Bernardo Estévez y allí comprendí por qué esta tierra de Arnoia es uno de los núcleos duros de la zona: la tierra está viva, a ratos..., la tierra crece, la tierra (gracias, también, a la inquietud ya veterana de Sebio) va a más, y los vinos que Sebio hace con Bernardo (Issue y Mai; además una parte de las uvas blancas de Bernardo van al Salvaxe de Sebio, un vinazo) tienen algo especial. La gran lección: para el Ribeiro, con el potencial de uvas autóctonas que atesora, un vino monovarietal es "pobreza". Ellos saben cómo combinar las mejores virtudes de sus uvas para potenciar el conjunto.  Hay que saber devolverle a este hecho la importancia histórica que tuvo y que, en gran parte, perdió.
Él me llevó también, por supuesto, al viñedo histórico que, hoy, representa Coto de Gomariz (desde la ladera opuesta, en la foto superior). Por dos razones, además de la habitual (recoge una historia vitícola que arranca del siglo X): 24 Ha (aunque gestionan otras 4, dispersas) de cultivo ecológico en una sola ladera (la de Gomariz, de lo mejor de Ribeiro, aunque esté trufada de pequeños "killers" del herbicida y de fans del motocultor), es un logro y un reto en la gestión sostenible de un viñedo. Aunque a Sebio no le gustara mucho la comparación, a mí me sonaba a Bürklin-Wolff: gran calidad, marca ya consolidada, más de 80 Ha, y en cultivo biodinámico. Coto de Gomariz representa eso en Ribeiro. Tierra viva, lucha ecológica pasiva, 1 kg por cepa, marco de plantación reducido que fomenta la "lucha" entre cepas, infusiones hidroalcohólicas...eso es muy grande para una bodega que podría llegar a producir 200 mil botellas y, en cambio, arriesga cada cosecha en busca de la calidad. Sebio remató con un último contraste: los vinos de otro amigo, Manuel Formigo, en Beade (Bodega Finca Teira). Dejamos el esquisto, los grandes bancales, la arcilla y pasamos al viñedo sobre suelo arenoso de granito puro desmoronado, 2 Ha casi en extensión. Treixadura, loureira, albilla, albariño, en una expresión radicalmente distinta a todo lo probado a lo largo del día. Mi pasión por la DO Ribeiro se ha consolidado, sin duda: confieso que no entendía muy bien de qué iba la cosa.
Dejo para el final la última perla. Un vino que Sebio me dio a probar en Coto de Gomariz y del que hay 500L. Se llamará Lama de Barco 2011 y cuando lo bebí, no me lo creía. La tierra lo da, el clima lo consiente, pero...¿cuántos Auslese hay en Ribeiro...?  Loureira, 9 de acidez, 170 gr/L de azúcar residual, un % de alcohol mínimo (sobre el 6%): crujiente en boca, envolvente y fragante en nariz. Pera limonera, albahaca, melisa, hierbaluisa. Un vino que enamora desde el primer sorbo. Un paso más en Ribeiro. Otro paso dado por Sebio.
Xosé Lois Sebio con Bernardo Estévez

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