Richard Yates es una novela sobre la comunicación. O sobre la incomunicación, más bien. Es una crónica de la América de hoy día vista desde el punto de vista, forzadamente naif, de dos adolescentes perdidos en un mundo que ni entienden ni aceptan.
La narración es completamente plana y poco más se esconde detrás de las palabras. Un estilo que es todo cáscara pero que también, por otro lado, consigue transmitir (especialmente a través de los diálogos) con precisión esa carencia comunicativa tan latente hoy día: parece que es más fácil escribir un sms o un email que sentarse a charlar un rato cerveza mediante.
Tao Lin construye una novela que muestra el encefalograma plano de una sociedad que hace tiempo perdió el norte y que reventó en sí misma en octubre de 2008, haciendo patente las carencias financieras de Occidente, un territorio donde se consume más que se gana. Y ese es el gran triunfo de China: su "clase media" no necesita tantas comodidades para vivir. Precisamente por esto me resulta curioso que sea alguien llamado Tao Lin quien les saque los colores a los americanos.
La miga de esta novela se encuentra en el desarrollo de los personajes y las relaciones que establecen entre ellos. El nihilismo es una constante en el personaje femenino, Dakota Fanning, que amenaza constantemente con quitarse de en medio (“Que le jodan a todo el mundo. Odio todo. Estoy confusa”), mientras que el masculino, Haley Joel Osment, la tortura por ser tan estúpida, tan impulsiva y tan gorda. (“No te preocupes por eso. Probablemente te suicidarás este mismo año.”). Parece que ambos siempre huyen hacia adelante buscando cambiar algo, mejorar, tener un sueño (americano) o, simplemente, ser más felices. Pero están tan desorientados, existencialmente hablando, que sólo son capaces de ir de mal en peor.
Internet y todas sus aplicaciones están presente en la comunicación (narración) de la historia de estos dos adolescentes, quienes mantienen una relación sin tener si quiera claro si les apetece tenerla. Una novela dramática envuelta en un tono tan ingenuo que roza lo estúpido y que, por momentos (especialmente en la mitad del libro) se hace repetitivo, denso y lento en su ritmo, pero que, en cualquier caso, consigue lo que pretende e incluso es capaz de remontar de nuevo el vuelo en la parte final para coger ritmo y finalizar de manera brillante.
Quizá, debido a las buenas críticas y el ruido mediático que ha producido la aparición en el mercado de Richard Yates, me esperaba algo más. Aunque tal vez ese “más” que me esperaba haya sido un ideal. No hay que olvidar que en las bibliotecas públicas (al menos las que yo visito habitualmente) está catalogada como "novela juvenil". Y ese "más" que me esperaba ("más grave") tal vez resultara un tanto incongruente en el marco de esta narración.
En resumen: Richard Yates es una buena novela que refleja con precisión la visión vital de gran parte de los miembros de la generación de los nacidos a mediados de los ochenta, la generación que se va a quedar con todo el marrón que nos están dejando nuestros antecesores…
Richard Yates. Tao Lin. Alpha Decay, 2011. [Traducción de Julio Fuertes Tarín]