Revista Opinión

Rita Barberá y la vileza moral

Publicado el 24 noviembre 2016 por Elblogderamon @ramoncerda

Hoy tenía previsto hablar de otra cosa, pero, a veces, la actualidad manda. La actualidad y los sentimientos más profundos. Y no, no es que vaya a hablar de política aunque algunos crean que lo estoy haciendo. Ayer falleció Rita Barberá a los sesenta y ocho años de edad, y lo hizo sola, en un hotel de una ciudad que no era la suya, lejos de amigos, familiares y gente que la apreciaba. Lo hizo no mucho después de haber declarado como investigada en un asunto «multimillonario»… de mil euros. Sí, puede que Rita haya hecho muchas cosas mal, pero no hay que olvidar que, a pesar del escarnio al que estaba siendo sometida, se la estaba juzgando por mil euros. Eso hace que incluso yo, que nada tengo que ver con esas decisiones (ni con las de Rita ni con las de quienes la estaban juzgando), sienta cierta vergüenza por este sistema de mierda que nos rodea y nos arrastra por el cieno a diario.

Rita Barberá, descanse en paz

#rita barberá

Rita Barberá, D.E.P.

Rita Barberá puso a Valencia en el mapa (esta frase no es mía pero la suscribo). Las miles de cosas que haya podido hacer mal (además de eso de los mil euros que parece tan sumamente escandaloso) las desconozco, y sinceramente me importan bien poco (nada); ya no es momento de juzgarla, al menos no aquí en este mundo. Pero haya hecho cosas mal o no, no podemos olvidar que ha sido alcaldesa de Valencia durante veinticuatro años y ha gobernado en alguna ocasión con mayoría absoluta por elección del pueblo y en Valencia se la quería. Tal vez no se merezca unos grandes honores (o tal vez sí), puede que tampoco los quisiera (o quizá sí), pero desde luego, lo que no se merecía de ninguna de las maneras es el desprecio de cierta gente que ha preferido abandonar las instituciones antes que guardarle un simple minuto de silencio. Algo que nada tiene que ver con la política aunque haya quien solo sepa ver cosas en clave política y nunca humana; un minuto de silencio por alguien que ha estado ahí durante décadas y que ha muerto de manera inesperada, y que lo ha hecho muy probablemente por la situación que estaba atravesando, que no voy a entrar en disquisiciones de si era merecida o no. De serlo, lo que no merecía, y eso sí puedo decirlo, era morir sola y lejos de su casa y de sus seres queridos.

Era hija de Carmen Nolla Forcada, heredera de la empresa de cerámica Fábrica de Mosaicos Nolla y de José Barberá Armelles, periodista y político valenciano en la época franquista. José Barberá fue corresponsal en Roma de El Siglo Futuro, trabajó en el diario Levante, en 1940 fue director de El Correo Gallego, y en 1953 dirigió el periódico La Jornada fundado por el Movimiento Nacional en 1941. Fue Presidente de la Asociación de la Prensa valenciana durante 30 años y concejal del ayuntamiento de Valencia. Su hermana se llama María José. Rita Barberá era licenciada en ciencias políticas, económicas y empresariales por la facultad de ciencias económicas de la Universidad de Valencia y en Ciencias de la Información en la rama de Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Como periodista trabajó en Radio Valencia y como redactora de tribunales y urbanismo en el Levante. Era funcionaria de profesión, ya que ganó por oposición una plaza en el extinguido cuerpo especial de economistas sindicales. En 1973 con 25 años fue declarada «Musa del Humor» en un concurso literario instaurado por el Ayuntamiento preconstitucional de Valencia, la llamada «Olimpiada del Humor». Falleció el 23 de noviembre de 2016 en el hotel Villa Real de Madrid a causa de un infarto de miocardio.

Queridos Pablo y compañía, no crean que ha sido fácil, pero han sido muchas cosas y esta podríamos decir que ha sido la gota que ha colmado el vaso. No, no ha sido fácil ganarse mi completo desprecio para toda una vida, pero créanme que con este último gesto lo han conseguido… para siempre. Antes de esto ha habido muchas más cosas; no se crean que solo es esto, pero en fin, siempre es la última gota que entra en el pantano la que hace reventar la presa. Una simple y miserable gota que por sí sola no es capaz de nada puede destruirlo todo.

Tengo claro que estas cosas están estudiadas al milímetro; sé que cada movimiento político que hacen (y este ha sido uno de ellos), lo hacen buscando un rédito: votos. Solo espero una cosa, y me gustaría no equivocarme. Solo espero que quienes se hayan equivocado sean ustedes, queridos Pablo y secuaces. Que se hayan equivocado y que en España no haya tanta gente miserable, ruin, mezquina, despreciable, egoísta, abyecta, perversa, canalla, rufián y vil como ustedes han calculado fríamente que existe. O ustedes o yo nos equivocamos, no podemos estar acertados los dos; por el bien de España espero que esta vez los errados sean ustedes.

Ramón Cerdá


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