Revista Educación

Saber y ver

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Saber y ver

Que el refranero alberga toneladas de sabiduría es indiscutible. La magnitud de este saber aforístico solo es comparable a la cantidad de pensamientos de mierda que los refranes han ayudado a anclar a la cultura. Hoy solo hablaré de una diminuta porción de la parte buena. Por ejemplo, mi madre es muy de decir, entre tantísimas otras cosas, "El que no sabe es como el que no ve". Y a mí esta sentencia siempre me pareció magia pura. Porque liberar culpa es algo que me atrae desde niño. En los colegios religiosos la culpa la regalan a paladas con la matrícula. Soltar un poco de lastre es similar a lanzar la mochila a un rincón al comienzo del verano.

Hace unos años yo pretendía a una señorita. El drama es que esa señorita pretendía otras cosas. Pero como tardé en darme cuenta, y luego en asumirlo y otro tanto en aceptarlo*, en el ínterin se entabló cierta relación cordial con sus conversaciones y todo (bueno, todo no, poco más). Mis intenciones eran pasar el máximo tiempo posible con ella, interesarme por ella, y viceversa. El viceversa falló pero me dio tiempo a aprender muchas cosas. Coincidía además que yo estaba recién mudado a la ciudad y aprovechaba para conocerla mejor (a la ciudad también). Preguntaba, escuchaba, absorbía. Así supe que, por ejemplo, no era infrecuente que te acosaran sexualmente en el metro. El lunes al volver de la facultad un señor podía masturbarse en el asiento de enfrente mientras te miraba fijamente a la cara y el miércoles alguien podía tocarte una teta aprovechando el momento justo de bajarse del vagón. Los jueves alternos un tercer infame te arrimaba la polla al culo simulando que el tren iba mucho más lleno de lo que en realidad iba. Miedo y asco en Barcelona. Volver de fiesta de noche se sale de esta escala, es peor, el mismo asco pero mucho más miedo. Todo eso le había pasado a esta chica, todo eran experiencias personales. Que compartía con sus amigas porque todas ellas habían pasado por lo mismo. No era lo habitual, pero no era ni mucho menos raro.

Perfectamente pude haber achacado mi asombro al síndrome del paleto que se muda a la ciudad. Pero no soy tan idiota. No era Barcelona. Era ser mujer. Y estoy seguro porque he seguido preguntando por todos lados. Ahora ya con interés genuino en conocer esa realidad, no piensen mal.

Y lo sé, el que no sabe es como el que no ve. Nosotros, hombres (la fracción inocente), que hemos tenido una existencia cotidiana placentera, mayoritariamente exenta de sustos, ofensas íntimas y asaltos, tenemos la excusa perfecta para no cargar con la culpa de los sustos, las ofensas íntimas y los asaltos. El que no sabe es como el que no ve. Pero es que saber está de puta madre. A veces, muchas veces, simplemente saber ya te hace mejor persona. Y no querer ser mejor persona, no querer mejorarle la vida a los demás, no querer saber, eso sí que no tiene perdón. No tener ni idea a estas alturas de la película es criminal. Que "no hay más ciego que el que no quiere ver". Yo me caí del guindo ya talludito. No hagan como yo. Coincido totalmente con otro macho preocupado de esta nuestra comunidad: Del machismo también se sale.

Saber y ver

*Y sí, también he pensado mucho en todo ese tiempo que tardé en darme cuenta, asumir y aceptar y lo estúpido que puedo llegar a ser. Incluso he escrito sobre ello sin mojarme demasiado.


Volver a la Portada de Logo Paperblog