Revista Educación

Si los niños no deben ver “Dumbo”…

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Si los niños no deben ver “Dumbo”…

Primero fue la revisión de las canciones de Mecano, luego los pasajes racistas de "Lo que el Viento se llevó", y estos días han sido varios clásicos de Walt Disney... Las normas jurídicas, las canciones de las murgas, los cuentos infantiles y hasta "El Principito" han de revisitarse para que todos ganemos en ejemplaridad e igualdad. Lo que pasa es que una cosa es predicar y otra bien distinta es dar trigo.

Si nuestra sociedad fuera tan correcta como pretende, no habría hueco para Gran Hermano, Mujeres y Hombres y Viceversa, Sálvame y un ochenta por ciento de la programación de Telecinco. El último ejemplo es La Isla de las Tentaciones, cuyo único atractivo es ver como cinco parejas -exclusivamente heterosexuales, por cierto- ponen a prueba su fidelidad. A los cinco chicos les toca convivir con diez tentadoras a cuál más maciza, mientras que a sus respectivas novias les corresponden otros diez mazados de gimnasio. Ni que decir tiene, el programa gana en emoción a medida que van poniéndose los cuernos mutuamente, que la audiencia necesita jugo para quedar enganchada. Básicamente ese es el único premio.

Si este fuera un país tan correcto como se pretende, la noticia de la semana en Twitter no sería que una de las concursantes aparece desnuda en un video supuestamente filtrado en redes, siendo devorada de cintura para abajo por uno de los maromos, sin sábana alguna que cubriera el gozoso acto carnal. "En manos judiciales" está el tema, dicen ambos. La productora se desentiende, nadie se queja de la vejación que esto supone para ninguna de las dos partes, y hasta se aboga por la visualización del sexo como vía de expiación para nuestra incorrección como espectadores.

Qué decir del linchamiento diario al que se somete a una cantante famosa que ocupa prácticamente la totalidad de la parrilla, a la que se tacha de mala madre, ladrona, estafadora antipática y hasta de lesbiana. Le ponemos un equipo en la puerta de su casa las 24 horas, le montamos varios especiales para que sus hijos, primos, familia política y conocidos la pongan a caldo, y construimos todo un emporio televisivo sobre semejante nada. Año 2021.

Como también es aceptable normalizar el consumo masivo de drogas. Y si no, que se lo cuenten al "colaborador" (como se hacen llamar ellos) que afirma en horario de máxima audiencia que consume cocaína desde hace unos cincuenta años, que sólo hizo por dejarlo cuando su exmujer estaba embarazada (¡para que no se desconsolara!), y en ningún momento muestra la más mínima intención de dejarlo, pese a que confiesa que ha llegado a consumir en cantidades "no saludables". Lo contó para que no lo hiciera su exmujer, parece. Normalicemos la infidelidad, las drogas y el acoso a las familias, pues.

¿A qué niños pretende salvaguardar, entonces, la plataforma Disney+ calificando la inocente "Dumbo" de "no apta para menores de siete años", como también "Peter Pan" y "Los Aristogatos"? Hipócrita lo veo, especialmente cuando viene de una multinacional que ha hecho bandera de sus parques temáticos, juguetes y mercadotecnia para enriquecerse ablandando nuestros débiles corazones infantiles. Hasta hace bien poco, el mundo de Disney se edificaba sobre estereotipos, racismo y división de clases. Los indios americanos, la raza gitana, la comunidad negra, la legitimación de la esclavitud o los trabajos forzados, el alcoholismo infantil... Todo tenía cabida en aquellos clásicos que hoy, dicen, son tan ofensivos.

¿Es racista "Lo que el viento se llevó"? Muchísimo. Hay un endulzamiento sistemático de un episodio terrible de la historia de los Estados Unidos, pero carece de sentido pretender ver una película que está relativamente cerca de cumplir los cien años con los prismáticos de la sociedad actual. ¿Qué hacemos con aquellas películas españolas de los setenta que ridiculizaban la homosexualidad? Sólo hay una cosa cierta: Unas y otras cada vez son más arrinconadas en la programación de las cadenas y plataformas, como también se ha corrido un tupido velo sobre determinadas canciones.

Cuando reinaba la censura en Hollywood se solía decir que aquella "bestia" perdonaba todo, desde una pequeña indiscreción hasta un gran escándalo, pero no los cumpleaños, lo cual casa perfectamente con una de las muchas citas atribuidas a Bette Davis, mi actriz favorita, quien dijo que "la vejez no es lugar para mariquitas". Imaginen hoy a la protagonista de Eva al Desnudo, brutita como un arado, disculpándose por la ofensa, o a la icónica Lola Flores, renunciando a preguntar a su entrevistado "¿Tú eres emosesual o mariquita?".

Podemos censurar la frase de la señorita Davis por ofensiva, o borrar el término "mariconez" de una canción escrita hace más de treinta años, pero entonces digo yo que también nos tiene que importar que en la actualidad triunfen tantísimo el trap y el reguetón, cuyas letras impunemente cosifican y denigran a la mujer, incitan a la violencia y perpetúan o intensifican estereotipos que luego en el sistema educativo pretendemos eliminar. Y suenan a cualquier hora en la radio, o puedes descargártela en tu móvil.

"Agárrala, pégala, azótala, búscale un trago que al rato van a sentirse mejor, si se ríe le gusta, yo le doy, tu le das, por delante y por detrás" o bien "Por delante, por detrás para que te duela, si ella se porta mal, dale con el látigo" o "Eso lo quiero ver, qué pasa cuando te pego duro contra la pared": Son letras de canciones que podemos oír en la radio en cualquier momento, pero "Los Aristogatos" es censurable por racista y "El Principito" es tóxica, misógina y justifica el maltrato animal.

Hago mías las palabras de la cantante mexicana Susana Zabaleta, hace ya algunos años, cuando condenaba "esas canciones misóginas que ustedes escuchan todo el día, en la que una niña estaba escuchando una canción en la que hablaba de llevar a una mujer a un motel y bajarle los pantalones y las bragas también, y la niña estaba bien feliz escuchando eso... ¿cómo permitimos que unos niños escuchen algo así tan denigrante y encimas reímos? Esas son las canciones que nos han hecho creer que hay que escuchar".

Moraleja: Si los niños no deben ver "Dumbo", los mismo tendríamos que desintonizar Telecinco. Una cosa es predicar y otra dar trigo, dice el refrán, aunque lo mismo ofendo a los celiacos y las celiacas. Nada más lejos, que yo esta noche lo mismo me dejo seducir por La Isla de las Tentaciones.


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