Revista Educación

Siempre habrá vida en la colina

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Siempre habrá vida en la colina

La mayoría de quienes han loado el perfil de Jesús Quintero, tras su reciente muerte, recuerdan el programa El Loco de la colina, pero a mí siempre me viene a la cabeza su imagen en la cárcel, frente a un preso o presa, con esa música inquieta con la que acompañaba sus reflexiones finales y las presentaciones de sus particulares invitados. No sé si Cuerda de Presos sería un programa que podríamos ver en la actualidad. Es posible que las redes sociales se llenaran de críticas por morboso, blanquear la delincuencia o todo lo contrario, pero la realidad es que gracias a Quintero, a su recorrido durante tres meses por más de treinta prisiones y sus entrevistas a más de cien reclusos y reclusas, la televisión dio espacio a otras realidades, a un mundo sórdido que siempre queremos tapar con un manto negro, como si así desapareciera. El asesinato por maldad pura, los crueles negocios de las drogas y la prostitución, la piromanía, el maltrato y las enfermedades mentales no tratadas, el machismo, la insumisión... Fruto de esa experiencia escribió un libro Quintero, del mismo nombre, que intuyo es posible que se reedite ahora.

El periodista no era condescendiente con quien cumplía prisión, se mostraba a veces irónico, otras empatizaba y, en todos los casos, aplicaba el recurso por el que era un maestro: el silencio, esa forma de utilizar la incomodidad que nos produce a todos que nadie hable y la inmediata necesidad que sentimos de rellenar el espacio. Esa respuesta psicológica nuestra es democrática, no sabe de clases, de economía ni de circunstancias políticas ni sociales.

Acostumbraba Quintero, y eso ya no me gusta tanto, cerrar sus programas con una especie de sermón que, en su caso, estaba muy bien escrito, pero que muchos han copiado, en nuestros días, con el único fin de hacer apología de sus ideas. Dice Manuel Contreras en ABC Sevilla que el periodista quería que, tras su muerte, se hiciera llegar a sus allegados un vídeo que recoge el último programa de El loco de la colina que emitió Canal Sur. Haya sido así o no, es una despedida que da pie a la reflexión y que por suerte se puede aún encontrar en la red de redes.

Sí, Jesús, yo me siento fracasada si la vida es ir desaprendiendo, quemando expectativas que nada se asemejan a las verdades que imaginaba. Pero sigo utilizando el antídoto de la curiosidad sobre qué me espera al doblar la esquina. Esa misma que creo que te hacía indagar en las vidas ajenas en tus entrevistas. Esa que seguirá sembrando vida en la colina.


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