Sonría, por favor

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Si usted va por la calle y le preguntan, así, a bocarrajo si es feliz, bastante feliz, poco feliz o infeliz, ¿qué responde? Claro, así nos luce el pelo. Según la ONU la crisis ha mellado el estado de ánimo de los españoles cuya confianza ha caído en picado en jueces e instituciones. Hay muchísimos organismos que se encargan de medir la felicidad, atendiendo a diferentes variables. Así las cosas, España ocuparía el lugar 38 del rankingen el Informe Mundial de la Felicidad de Naciones Unidas.

El día internacional de la Felicidad viene celebrándose desde 2012 cada 20 de marzo. No teman. Ella tampoco sonrió demasiado. Estaba ocupada tratando de sobrevivir. Pero esta celebración no es baladí. Se hace a petición del Reino de Bután quien defiende que la felicidad debería incluirse como indicador en el cálculo del Producto Interior Bruto de cada país. Y es que la búsqueda de la felicidad es inherente al ser humano. Incluso, la  felicidad es reconocida  en la declaración de derechos de Virginia -ratificada en 1788 y considerada como una de las primeras declaraciones de derechos universales de la Historia- como un derecho, junto a otros fundamentales como la libertad o a la seguridad.

Con todo, ¿qué  influye en la felicidad de las personas, de un país? ¿De verdad algo tan etéreo, tan abstracto y, profundamente personal, se puede medir? Y, sobre todo, ¿se puede enseñar, revertir, en el caso de que un país sea rematadamente infeliz?

Según el informe de marras, Dinamarca, Noruega y Suiza encabezan la felicidad mundial si se tiene en cuenta, entre otros factores, la renta per cápita, la libertad, la seguridad, la percepción de la corrupción y la esperanza de vida. Pues qué quieren que les diga. Quien tenga a los noruegos como la viva imagen de la alegría, que levante la mano.

En cambio, si pregunta simplemente a los encuestados si son felices, según el informe Ipsos de 2013, ganan por goleada países como Indonesia o la India. Toda una lección vital que nos enseña que la felicidad radica en el interior de cada cual. Y que sonreír es gratis. Todavía.