Revista Diario

¡Sorpresa!

Por Drajomeini @DoctoraJomeini
¡Sorpresa!
Ya lo dice la canción: "La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida". Unas veces, desagradables. Y otras, todo lo contrario. Como la de esta mañana. Intentaba espabilarme tras una noche cesareando y epiduralizando (Parezco Superratón. Sobre todo en lo de "no se vayan todavía que aún hay más"), para seguir con algo de cabeza el cambio de guardia, cuando he visto que había un paquete en la mesa. Frotándome las legañas, le he dado la vuelta para ver de quién era (Sí, qué pasa, he tenido un impulso cotilla. No soy perfecta) y, de pronto, he visto mi nombre escrito: "Dra Jomeini, residente de Anestesiología, bla, bla, bla". Anda, qué cosas, si es para mí. He abierto el paquete, medio atendiendo a los sodios y los potasios de la paciente de la cama 1 que iba contando la Dra Hablorápido¿vale?,  mi medio dormida compañera de guardia. Y me ha caído en el regazo un libro de cocina con muy buena pinta. "Se coge una cebolla..."- he leído - "Manual básico de cocina con productos de temporada. Ramón Barceló" ¿Ramón Barceló?. De repente, me he espabilado del todo. He abierto el libro y, allí, en la contraportada, estaba Ramón, sonriendo y al lado, su dedicatoria: "Para Ana (Dra J)" -lo de Dra J me ha flipado - "De un fan del mundo virtual, un divertimento. Con cariño. Ramón". - ¡AH! - he exclamado - ¡Esto es la leche!´- La Dra Hablorápido¿vale? que estaba en medio de las complicaciones de coagulación del paciente de la cama 4 se ha callado de golpe. Y, de pronto, me he dado cuenta de que todo el mundo me miraba - Lo siento, seguid, perdón - murmuré, poniéndome como un tomate. La Dra Hablorápido¿vale? volvió a coger carrerilla y yo me hundí en mi asiento y abrí el libro. En un minuto, el hospital, la mala noche, las complicadas vidas y muertes de los pacientes de la Rea se difuminaron y me dejé absorber por las palabras de Ramón y por la belleza cotidiana de sus platos. Escribe igual que cocina, sazonando de azúcar y de sal su relato. - ¿Qué lees? - me preguntó el Rey Sol, a mi lado, que es, como yo, un lector compulsivo. - Mira - le tendí el libro. - Vaya, te vas a hacer famosa - dice, sonriendo al leer la dedicatoria. Y , luego, va pasando las páginas y se queda a ratos en alguna - Oye, esto está muy bien. - Sí, ¿verdad? He llegado a casa como una niña con zapatos nuevos, con mi libro - el libro de Ramón - bajo el brazo. - Mira, mira lo que me han regalado - le enseño a mi santo. Y mi santo coge el libro, lo abre, se sienta en el sofá y pierde contacto con el mundo real. Un rato más tarde, he ido a buscar el libro. Pero por más que rebusco no lo encuentro, hasta que veo que mi santo lo ha colocado en su mesilla de noche, para darle un repaso más tarde. Me temo que Ramón nos ha regalado un bien ganancial.

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