The House on Pine Street: indie y menos

The House on Pine Street es una película para la que guardaba muchos buenos deseos de verla, y también, cierta esperanza por comprobar si iba a espolear en mí el ansia del aplauso al finalizar, como lo hizo hace unos años I Am a Ghost de H.P. Mendoza. La analogía se entiende por varios motivos, tanto The House on Pine Street como I Am a Ghost son haunted house o ghosts stories, un género tan abusivamente manido que, o eres muy original en tu propuesta o creas una superproducción y un portento técnico y efectista como es The Conjuring; si no te hundirás en la mediocridad.

Otro motivo es que tanto The House on Pine Street como la cinta de Mendoza se proyectaron en Nocturna, el festival de cine fantástico de Madrid. La segunda la vi en el festival y me apasionó tanto como me impresionó, The House on Pine Street se proyectó en la última edición, en la que yo tuve la genial idea de entrar a ver (un épico mojón) en detrimento de esta: cosas que pasan en los festivales de cine y que las sinopsis y los tráilers alimentan.

El caso es que la gente salió tan entusiasmada con The House on Pine Street que me marqué como una obligación verla en cuanto me fuera posible. Y eso fue ayer, toda vez que conseguí hacerme con una copia. ¿Tenían razón los hypers? ¿Es tan imaginativa y original como I Am a Ghost? Sí, pero recordando ciertas flaquezas que es conveniente señalar.

En primer lugar, el punto de partida de The House on Pine Street huele mucho a mainstream para una película independiente: una pareja joven que se muda al pueblo natal de ella después de haber pasado por un al momento, una experiencia traumática. Porque el cine independiente no nace solo de la falta de medios, de vencer a las superproducciones a base de ingenio, sino también de huir de los lugares comunes; al menos así lo entiendo yo. Vamos que huele a terror familiar que echa pa 'tras. No obstante, es de recibo señalar que el desarrollo de este inicio se resuelve de una manera nada convencional, muy al estilo de The Babadook.

La verdadera inventiva de The House on Pine Street se ve en su estructura, donde sí reverbera el aliento indie. Una estructura en forma de circunloquio sabiamente esquematizado, con un guion que huye de la obviedad fantasmal y muchas inquietudes ambientales que influyen al espectador a la hora de permanecer atento a la pantalla, quizás esperando algo que nunca va a llegar. La atención en The House on Pine Street se centra en un conglomerado psicosocial y familiar, centro de su discurso narrativo, así como en una exploración de las fobias del individuo de la posmodernidad. Pero no lo hace de una manera tan pedante como la que yo lo acabo de describir.

Aaron y Austin Keeling, directores, han conseguido crear con The House on Pine Street una obra puntera, muy tenebrosa e inquietante, pero con una gramática cinematográfica que sigue la estela de otras películas indies y no se libra por completo de algunos muy malos vicios del mainstream. En cualquier caso, su visionado es netamente recomendable.

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