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“TODO MUERE SALVO EL MAR” de María del Mar Ramón

Publicado el 11 mayo 2024 por Marianleemaslibros

   Pasaje destacadoPortada de la novela Todo muere salvo el mar de María del Mar Ramón, Editorial Seix Barral"El rugido de una ola enmudecía la tierra. Por unos instantes, Lucas estuvo inmerso en una oscuridad que lo consumía. No pensó en la muerte Lucas. No quiso ni tuvo tiempo de contemplar la idea de morir ahí, ahogado tan cerca de una orilla y tan lejos de la hondura del mar. Solo pensó en el hartazgo.
Fuera del mar lo esperaban su propia culpa, su ira, sus ganas de morirse, su incapacidad para hacerlo, la terapia de pareja, los eufemismos para lo innombrable, su empeño por iluminar el pozo de brea en que se había convertido su interior, el esfuerzo por fingir que no había sido así, su miedo a los fantasmas de los niños que se van al cielo."

“TODO MUERE SALVO EL MAR” de María del Mar RamónMaría del Mar Ramón es una autora colombiana (Bogotá, 1992) afincada desde 2012 en Buenos Aires. Publicó en 2019 su primer libro, un ensayo “Tirar y Vivir Sin Culpa, el Placer es Feminista” (Planeta Colombia, también en España disponible solo en versión electrónica) que fue un éxito en ventas. La edición Argentina del mismo salió con el título “Coger y Comer Sin Culpa, el Placer es Feminista” (Paidós 2020). Sus dos novelas publicadas hasta el momento son: “La manada” (2021) y “Todo muere salvo el mar” (2023). La autora es cofundadora de la organización no gubernamental argentina Red de Mujeres, cocreadora del colectivo feminista colombiano Las Viejas Verdes y del proyecto internacional youtuber Beach Camp. Además es la Creadora el proyecto Fanática de los Boliches, que tiene como objetivo llevar perspectiva de género a los ámbitos nocturnos y de fiesta. Escribe con regularidad sobre feminismo y política en Vice, Volcánica, Página/12 y Playboy Colombia y en el portal feminista argentino LATFEM. Actualmente trabaja en radio y en el desarrollo de contenidos audiovisuales.
Los puntos fuertes de la novela
✔ La trama: la novela trata sobre una pareja que está sumida en el dolor por la pérdida de un hijo que nunca llegó a nacer, Lucas y Paula, que deciden pasar unos días de relax en el Hotel Laguna Azul frente al mar en una isla paradisiaca del Caribe, La Perlita, para olvidarse de sus dramas y dejar a un  lado toda la angustia y profunda tristeza que les embarga. Paula fue muy feliz en ese lugar cuando era chica y ahora desea recorrer de nuevo la isla para recuperar esa felicidad que solemos sentir en los lugares que nos traen buenos recuerdos. En el Hostal, se hacen amigos de Pedro y Clarice, una pareja joven con la que congenian y en la que se apoyan para procesar la pérdida e intentar salir de la apatía en la que viven desde ese triste y oscuro día de noviembre.
Poco a poco iremos conociendo los entresijos del matrimonio, su pasado, su presente, lo que les ha llevado hasta donde están, hasta la isla, los iremos conociendo a ambos por separado y sabremos porqué, a pesar de estar juntos se les siente, se les intuye tan solos, cada uno imbuido en su dolor, cada cual lamiendo sus propias heridas aún sin cicatrizar. Rodeados de mar y exuberante naturaleza, a través de recuerdos, de sucesos del pasado, irán saliendo a la luz las verdades, lo nunca dicho ni reconocido por ninguno de los dos, los secretos por siempre guardados.
Necesita que algo sea suyo y solo suyo, necesita no contar, no decir, no explicar, no hablar de sus sentimientos porque tampoco los entiende, porque no todo lo que se siente debe compartirse.

Te preguntas según avanzas en la lectura, constantemente, si será posible reconstruir su malograda vida de pareja, porque sabes, eres consciente de que a veces no es posible recomponer algo tan herido, tan dañado.
Nunca puede decirle a Lucas esto. Nunca puede decirle nada. Decirle que ella no quería tener un hijo ni quería intentarlo y que a veces piensa que su falta de voluntad lo mató. Nunca puede confesarle que lo odia por haber querido ser padre con ella, por hacerle creer que era posible, por implantar en su mente el deseo y en su vientre la semilla de una planta sin flor ni fruto.

Los personajes: perfilados, complejos, reales como la vida misma, personajes con los que se empatiza, al menos yo sí empaticé con ambos, con los dos protagonistas cuarentones de la historia, Lucas y Paula. Respecto a cómo ven el amor, hay bastante diferencia entre ellos, él siempre da el amor por sentado porque nunca le ha faltado en la vida, pero ella no, a ella le han faltado las figuras de ambos padres y necesita saber constantemente que es amada. Este detalle hace que les cueste entenderse. 
Es interesante destacar que la autora se centra más en el punto de vista masculino, en la perspectiva de Lucas, del hombre que ha perdido a su bebé y que solo tiene ganas de morirse, se abordan sus emociones, sabremos cómo lo percibe y padece, de una forma diferente a su mujer, Paula, que por su lado también tiene mucho que decir. Interesante ser testigos de ese abismo entre ellos, ver como ambos encaran la muerte de distinta forma, lo sienten distinto, porque en el tema de las emociones y los sentimientos, las mujeres y los hombres. . . pues nada que ver.
No quería reconocer la extraña distancia que crecía entre los dos y cómo el mundo de Paula de repente parecía cerrarse en una intimidad que ya no compartía con él. Otra vez tenía el cuerpo de Paula a su lado y la convicción de que ella, de alguna manera, ya no estaba allí.

Hay otros personajes secundarios en la historia también interesantes: Clarise y Pedro, una pareja joven de unos veinticinco años, colombiano él, sueca ella, que llevan poco tiempo juntos y rezuman amor y pasión por todos sus poros, juegan su papel durante la estancia en La Perlita acompañando en su dolor a Lucas y a Paula, compartiendo sus penas, ofreciéndoles amistad, consuelo y comprensión. 
Parte del encanto de la juventud es sentirse lejos, muy lejos, de los dolores trascendentales de la vida, aquellos que parten a una persona en dos, que alteran su identidad de forma tan radical que es biológica, dejando una tristeza capaz de modificar las células del cuerpo.

Menos importantes son el padre de Paula con el que esta ya casi ni se habla y el padre de Lucas recientemente fallecido, todo un icono, un modelo en la vida de su hijo.
Hasta donde Paula sabía, la familia de su padre no había vuelto, pero el lugar había quedado intacto en la memoria de todos, plasmado como una foto de mejores tiempos: tiempos en los que se querían, en los que estaban vivos, cuando la pelea por una herencia miserable no los había hecho odiarse hasta dejar de hablar y cuando la enfermedad, la vejez y la abulia no los habían atomizado lejos de lo que alguna vez llamaron familia.

El entorno natural de la isla es un personaje más de la novela, se impone en la trama, la vegetación detalladamente descrita, el mar, adquieren un papel relevante así como el calor agobiante, asfixiante del trópico. A través de ellos somos conscientes de que todo se recicla, muta, que la naturaleza es ciclo, de vida y de muerte, que hay naturaleza viva y naturaleza muerta.
Mira el mar con su oleaje imperturbable. Se sabe a salvo con la idea de que siempre estén las olas ahí: aunque él muera ahí mismo, las olas volverán a formarse con determinación inmortal.

La historia y la prosa: Aunque a mí no me ha pasado, reconozco que quizás al principio puede costar un poco meterse, pero una vez que entras en la historia ciertamente ya no se puede salir, según vas conociendo a la pareja ya no puedes dejar de leer, porque la forma de narrar de la autora en sus menos de doscientas páginas, te envuelve, te atrapa. La autora consigue transmitirte ese agobio que sienten los dos protagonistas, que te metas en su cabeza y entiendas la forma de procesar cada uno su pena y su dolor. Sientes el agua del mar y el sol en la piel, escuchas el sonido del oleaje, disfrutas viendo toda esa frondosidad vegetal ante tus ojos.
Se da cuenta de que ella no es la niña sino la madre. Ella no es la muerta sino el alma en pena que queda sola sobre este mundo, aullando por la pérdida, desmayándose de dolor, deseando también morir. Piensa que debería volver a su vida. Mira el mar y le pide a la vida que le recuerde que siempre existe la posibilidad de volver allí, aunque ahora no haya nada. Pensar en la caminata de vuelta la cansa y quiere acurrucarse en la arena. Una tristeza sorda cubre su cuerpo. Solo se escuchan las olas romper contra las piedras. Paula no puede levantarse más de ese tronco, tiene la certeza de que sus piernas no podrán cargar el peso de su cuerpo. Como otra ola vuelve el recuerdo de su panza. Se pone las manos en el abdomen para constatar que no está ahí, que en su interior ya no hay nada. Un cuerpo que es, en la piel floja de su abdomen, en las hormonas que la entristecen y la mantienen alerta, en las tetas de las que salió leche que no alimentó a nadie, en los músculos que no pudieron retraerse, una cicatriz.

La prosa: ligera, pero al mismo tiempo bonita, muy cuidada, sin duda la autora escribe bien, muy bien, es un gusto leerla, repetiré con ella, lo tengo claro. Mirad: 
La vida ya no es infinita. La vida ya no es nada. Finalmente vine a La Perlita a buscar la casa de mis tíos. ¿Recuerdas que te conté? Vine hasta acá buscando ese pedazo de pasado, con la ilusión de encontrarme con la pieza que me falta y sentirme completa de una vez por todas, y solo me encontré con una ruina, con tierra arrasada. Yo soy la tierra arrasada, soy un baldío, soy un cuerpo seco en el que nunca van a volver a crecer las flores. Vine acá a escapar de la tristeza de mi cuerpo y soy yo la pesadez, soy yo la oscuridad. En mí habita la podredumbre que vuelve azul todo a su paso.

Temas que se tocan: el tema base del argumento es la muerte (¿es posible superar la muerte de un hijo? ¿De qué manera se consigue?), la pérdida, el duelo, la tristeza profunda ante eventos dolorosos. 
Quiere que el mar la lleve y la devuelva en otro lugar. De sus ojos caen lágrimas una tras otra. Odia la palabra duelo, odia la idea de pelear contra algo que ya no está, odia las emboscadas sorpresivas de las imágenes que la hacen doler. Odia su cuerpo, lo que ha quedado de él, la sensación de falla con la que está condenada a vivir

Pero además se abordan otros temas importantes: la maternidad, la precariedad del amor, la precariedad afectiva, el amor que no es eterno y no dura para siempre, su fugacidad, porque “Todo muere incluso el amor”, la vida en pareja, el desgaste de las relaciones y el sexo que se vuelve rutinario a causa de años y años de convivencia. 
El sexo entre Paula y Lucas había sido un lugar de experimentación durante todos sus años, pero también uno de certezas en el que jugaban a lo seguro y a la costumbre sin mayor preocupación por la rutina, con la certeza de que a veces el placer podía ser un buen hábito y no un mandato de innovación.

La autora nos cuenta en una entrevista "Lo que yo quería hacer en esta nueva novela era usar el sexo como la unidad de medida del desgaste del amor entre ellos. A mí me llamaba mucho la atención cómo el sexo ha ido mutando entre ellos, especialmente siendo ellos una pareja que lleva muchos años juntos y cómo los mismos encuentros o las mismas situaciones o los mismos estímulos que antes les daban placer ahora son puestos en esta situación de angustia y dolor".
La novela nos muestra también como se puede sentir mucha soledad aun viviendo y compartiendo techo con alguien, y nos plantea preguntas que, por más que parezcan las de siempre, se tratan de una manera que lo hace distinto y especial ¿Tener o no tener hijos? ¿Es antinatural la falta de instinto maternal? ¿Cuándo una pareja está mal, los hijos pueden unir o separan más? La muerte de un hijo, el duelo por un hijo ¿une o separa a los padres?
Ha sabido que no quiere ser madre desde siempre. Es una certeza que no se explica, está. Cuando tuvo que decidir activamente por el aborto, a sus veinticinco años y con ese novio mucho mayor, interrumpir ese embarazo le trajo una calma que nunca antes había experimentado

Resumiendo:"Todo muere salvo el mar” es una novela con cierto componente psicológico, muy bonita aunque triste, porque es una historia sobre un amor fragmentado, una relación destruida por culpa de la muerte y su consiguiente duelo, pero eso sí, con un final que transmite paz, sosiego, esperanza, aunque también cierta melancolía"
Los muertos no vuelven de la muerte pero tampoco se olvidan, la memoria de los vivos es el verdadero purgatorio, y por eso es tan cruel. A los muertos los cargamos siempre. Siempre van a estar ahí. Nunca se van.

¿Os recomiendo esta novela? Por supuesto, por varios motivos: por todos los puntos destacables que os he contado arriba, pero también porque la novela como habréis podido imaginar me ha gustado mucho, me ha parecido una pequeña joyita, es cortita y se lee del tirón. Os cuento que curiosamente solo puede leerse en formato digital, me cuesta entender que no se haya editado en papel en España, me parece un error y espero que con el tiempo se subsane. 
Mi nota esta vez es la máxima, para variar, dicho sea irónicamente: 
“TODO MUERE SALVO EL MAR” de María del Mar Ramón

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