A pesar del cansino amarillismo de algunas cadenas de televisión, de algunos ministros novatos que se salen del guión buscando su minuto de gloria, de las noticias falsas y bulos que infectan redes y móviles, del cuñadismo reinante y de los todólogos que todo lo saben a todas horas… A pesar de todo eso, hay que afrontar con mucha calma esta pandemia global del coronavirus que nos acompañará en los próximos meses. La gente que está sufriendo con tanta infoxicación debería informarse sólo a través de medios serios y escuchar con atención a los especialistas. En España tenemos el estupendo ejempo de Fernando Simón, el médico epidemiólogo de 59 años que dirige el Centro de Emergencias del Ministerio de Sanidad y que está tranquilizando a todo el país cada día.
El sistema sanitario español es de los mejores del mundo y el trabajo silencioso que se está desarrollando en tiempo real desde el Ministerio de Sanidad, en coordinación con las comunidades autónomas, es efectivo y admirable. Alarmar por alarmar o llamar periodismo a lo que simplemente es histerismo en busca de audiencia inocula el virus del miedo entre una población que lo que realmente necesita es información rigurosa y contrastada aportada por expertos en la materia. Lo demás es ruido.
Lo dicho: que cada uno se aplique toneladas de tranquilidad, se lave las manos varias veces al día, tome las precauciones que nos aconsejan permanentemente los responsables sanitarios y sustituya el sentido del pánico por el sentido común.
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