Revista Comunicación

Tormenta

Por Marperez @Mari__Soles

Ya no sé en qué momento la vida dejó de ser “normal” y empezó a convertirse en esto tan extraño que cada día entiendo menos. Solo me tranquiliza saber que somos muchas las personas que compartimos esta sensación de estar despertando a bombazos de una niñez ingenua.

En cualquier otra noche como esta, hace años, lo “normal” habría sido que mi piel ya estuviera sufriendo las consecuencias de días de sol y playa; que de tanto mar y piscina, ya me sintiera como una sirena y que los más románticos subieran al Teide a ver las Perseidas. Cosas normales y mágicas a la vez, que nunca llegaban a ser consideradas una carga rutinaria. Agosto era una sucesión de días alegres y calurosos y noches bajo las estrellas. De reuniones con los amigos en las terrazas, paseos en moto con el novio, playa con las hermanas y amigas, excursiones en familia. De cumpleaños, de fiestas en la Villa de la Patrona y noches en Las Cañadas. De olas de calor que invitaban a bajar al mar a medianoche y bañarnos desnudos bajo la Luna. ¿Dónde está todo aquello? Agosto era el mes dedicado a coleccionar alegrías y recuerdos que nos cargaban las baterías para el resto del año. ¿Cuándo volverá?

Esta noche no es buena idea subir al Teide a ver la lluvia de estrellas. En su lugar, en medio de este bochorno, llueve lentamente y caen rayos y truenos sin cesar desde hace horas… Es tiempo para quedarse en casa y ver la tele, o leer o escribir. Es tiempo de recogerse y permitir que las lágrimas y la rabia broten del corazón tanto como del cielo. Tal vez ahí arriba, en nuestra atmósfera, estén removiéndose también nuestros sentimientos.

Un consejo para quien quiera tenerlo en cuenta: la violencia de género no es romántica. No es un juego. No es un problema de mujeres cobardes. La única salida es SALIR.

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Archivado en: Feminismo, Mujer, Violencia machista
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