Revista Coaching

Tragedia de los comunes

Por Bitacorarh

tragedia de los comuneshoy me siento generoso, y a ti y a otras tres personas os voy a dar 10€ a cada uno. Pero no contento con ello, os voy a dar la oportunidad de ganar más dinero todavía. Vamos a hacer un bote donde cada uno de vosotros va a poder depositar la cantidad de dinero que considere. La suma de las aportaciones será multiplicada por dos y repartida entre todos los participantes, de manera que si los cuatro ponéis 10€, estos se convertirán en 80€, lo que deja a cada participante con 20€. El bote se repartirá de forma proporcional entre cada participante independientemente de lo que haya aportado cada uno.

En una primera ronda tú pones 10€ pero sólo recibes 15€. ¿Qué ha pasado aquí?, esto significa que uno de tus compañeros ha decidido no arriesgar sus 10€ y quedárselos para poder gastar en alguna otra cosa, lo que deja el bote con 30€. Este dinero se convierte en 60€ a repartir entre cuatro, es decir, 15€ por cabeza. El jugador que no ha arriesgado su dinero ahora tiene 25€ (los 10 de inicio más los 15 adicionales), es decir, mucho más que aquellos que decidieron jugar por el grupo y que han mejorado su posición sólo en 5€.

 

Os ofrezco una segunda oportunidad para jugar. Os vuelvo a dar 10€ a cada uno con las mismas reglas que al principio. ¿Cómo vas a jugar ahora?; en esta ocasión seguro que tienes más dudas a la hora de determinar la cantidad a aportar al bote. Este sentimiento probablemente será compartido por los jugadores que hicieron lo mismo que tú en la jugada anterior. En estas circunstancias tu aportación es de 4€, lo mismo que los otros dos jugadores, mientras que el jugador que no había aportado en la primera ronda tampoco lo hace ahora. En estas condiciones el bote resultante es de 12€, que según las reglas iniciales se convierten en 24€ a repartir entre cuatro. Los tres que habéis aportado termináis con un saldo de 12€, mientras que quien no ha aportado nada se queda con un saldo final de 16€.

 

Seguramente si tuvieses más oportunidades para jugar, acabarías con los 10€ con los que comenzaste ya que tu confianza se habría ido erosionando jugada tras jugada. Esto es fruto de una falta de cooperación que desemboca en una desconfianza lo suficientemente infecciosa como para llevar al juego a su punto de partida.

 

Este juego describe a la perfección en qué consiste la tragedia de los comunes, un término acuñado por Garret Hardin a finales de los años 60 que describe un modelo de comportamiento en el que el propio interés personal acaba por destruir un recurso compartido finito que a nadie le interesa que se agote. Cuando usamos recursos comunes y consumimos más de lo que aportamos, construimos un modelo de consumo insostenible en el que a largo plazo quien pierde es todo el mundo. La tragedia de los comunes somete al ser humano a una doble disyuntiva: por una lado administrar en el largo plazo el consumo de unos recursos compartidos cuyo agotamiento supondrían una pérdida enorme para toda la comunidad. Y por otro lado, un beneficio cortoplacista resultado del abuso del propio sistema traducido en un consumo superior a la tasa de reposición.

 

La tragedia de los comunes es un trampa social en la que caemos con cierta facilidad. Al igual que en el juego descrito al inicio, seguramente tú eres una persona que quiere ser honesta, pero ¿qué ocurre si todos los demás se aprovechan de esa honestidad para su propio beneficio?. Seguramente tu modo de comportarte cambiaría e incurrirías en acciones implanteables cuando existía la confianza inicial.

La confianza es el lubricante que hace que el engranaje de la economía, las empresas, o la sociedad funcionen. Ocurre que en una sociedad con un número de habitantes creciente y con un número de recursos finitos, la tragedia de los comunes obliga a diseñar un nuevo mundo donde no se puedan saquear aquellos bienes que nos pertenecen a todos y a ninguno.

Cada uno de nosotros tenemos nuestra cuota de egoísmo particular. Cuando lo dejamos campar a sus anchas corremos el enorme riesgo de malgastar algo tan importante como la confianza, y cuando nos quedemos sin confianza nos convertiremos en lobos.


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