Revista Educación

¿Tú de quién eres?

Por Siempreenmedio @Siempreblog
¿Tú de quién eres?

Vuelves a tu pueblo, ese que consideras que atesora tus raíces, en el que pasabas los veranos y fiestas de guardar de pequeña y adolescente. Ahora, ya adulta y presuntamente madura, lo primero que te preguntan los lugareños, que te han olvidado por completo, es: Oye, niña, ¿Y tú de quién eres? Porque sí, somos una posesión de una historia, de una familia, de un lugar. Si la respuesta a esa pregunta es un apellido al que la sociedad ha vinculado algún "error" aunque hayan pasado del mismo un par de siglos, o si te ha tocado un mote ridículo e incomprensible ya con el paso del tiempo, el rubor está garantizado. Así no hay forma de conciliarse con el terruño. Me ha recordado esa manía de etiquetar a las personas, con el lugar o familia del nacimiento marcados a fuego, una noticia que hace unas semanas surcó medio mundo globalizado. Al parecer, se había acusado a la esposa del actor estadounidense Alec Baldwin de llevar años diciendo que era española (de Mallorca, en concreto), cuando había nacido en Boston. La polémica adquirió un incomprensible tamaño de tsunami, hasta llevar a la pobre señora a explicar que ella ha crecido entre dos culturas, y que se siente Hillary y también Hilaria.

Será porque yo nunca he creído en fronteras ni en nacionalidades y me he creído ciudadana de un planeta, en el que nadie genera en el vientre de la madre ningún documento de posesión de una hectárea del lugar en el que vio la luz por primera vez. Cada certificado de nacimiento no es más que eso, un papel que recoge un instante crucial para la vida, pero no imposible de modificar. Que cada cuál sea de dónde se sienta, sin verse condicionado por el lugar de nacimiento, si así no lo desea.

-¿Y tú de quién eres? - me preguntas.

Pues de todo. Y de nadie.

¿Tú de quién eres?
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