Un abrazo

Afortunadamente todavía hay gente que desinteresadamente regala abrazos, sin más, no les hace falta un motivo.

Estas personas me reconfortan, amén de insuflar me una dosis de autoestima y confianza tan necesaria en Mi Camino de Vida.

Está claro que la actitud ha de ser recíproca, porque en cualquier circunstancia podemos abrir nuestros brazos y ser abrazados. “ES GRATIS”.

He notado que la emisión de energía que recibo cada vez que alguien, no solo me ha abrazado, sino que me han tocado, besado, rozado o acariciado me ha generado un bienestar innegablemente positivo, que no se ha de extrapolar a los sentimientos únicamente conyugales, cualquiera puede emitir ese clima de dicha, al final, el afecto activa y potencia los sentimientos más nobles y cálidos del ser humano.

Somos seres con una necesidad indiscutible de pertenencia, sociales, que para sobrevivir necesitamos de los demás de una forma u otra, saber que nos quieren, nos valoran y protegen, es esencial para nuestra supervivencia. Por ello la necesidad del contacto es un “regalo” que estamos olvidando y el abrazo como tal, un recurso a practicar.

A veces las palabras se me escapan, y/o la timidez me embarga por completo dejándome a merced del momento, pero el abrazo espontáneo es una solución, tiene un lenguaje universal creando un clima confortable tanto para mi, como para los demás.

Reconozco que todavía me estremezco cuando me obsequian con un abrazo de oso, grande y generoso, la falta de práctica me deja (out) unos instantes, pero feliz y dichoso por mucho rato. Normalmente son las personas positivas, bañadas por ese optimismo vital, las que emiten este saludable hábito, así que rodearme de ellas es básico para mi crecimiento personal, está claro.

Al final, la fuerza del amor y del afecto activa y potencia los sentimientos mas nobles que engendramos cada uno de nosotros.

Por tu bien y por el bien de los demás, no te cortes, no te prives de dar, recibir y compartir estás mágicas pruebas de cariño