Revista Opinión

Un dèjá vu amargo

Publicado el 20 marzo 2012 por Elturco @jl_montesinos
Cuando leo los periódicos o veo la tele (ambas cosas las hago con menor frecuencia cada vez) me invade una profunda sensación de desasosiego. De déjà vu amargo. De esto ya lo deciamos algunos y nos siguen tomando por locos. Comentar el día a día es tremendamente aburrido. Es un peloteo de tenis insulso. Derecha izquierda y viceversa. Y así el eterno retorno.
Tengo un pequeño problema, una pequeña diferencia con muchos otros blogueros, sean del colo que sean, que repiten incesantes la misma cantinela, con mayor o menor fortuna, aplicando argumentos similares, sobre temas similares y que por lo tanto, les llevan a similares discusiones conclusiones y paradigmas. Yo soy incapaz de repetir las cosas más de tres veces. Una para decirlo, otra para explicarlo por si no quedó claro y la tercera para mandar a paseo a mi interlocutor.
Aquello de... si no vienes con mente abierta para que te pueda convencer, como o vengo con mente abierta para escuchar tus argumentos, mejor no discutamos. Estamos perdiendo el tiempo, y así fue queridos mios, como pudimos tomar Bizancio allá por el XV. Fornicaran los ángeles o no.
Así pues, se me hace muy cansado el mencionado déjà vu. El repetirme. El repetirse de todos los señores éstos que son nuestro mayor problema. Nunca tuve en realidad pretensión de convercer a nadie. Esto es una terapia músico-política, en la que supuro un poco y así no me vuelvo loco. Evacúo glóbulos blancos muertos. El descanso del guerrero.
En cualquier caso hoy no tengo argumentos nuevos, ni comentarios nuevos, quizá una nueva foto pero poco más (Estoy repasando el post, y ni eso, voy a coger una foto antigua). El panomara se repite: políticos en el banquillo, sindicatos que se mosquean cuando se les toca lo suyo (que no lo de los trabajadores), empresas que cierran, mercados locos, rescates,... Quizá, escarbando un poco, la reiteración en la actualidad, lo poco que cambia a lo largo de los últimos años, tenga como consecuencia, que lleguemos a una conclusión ya manida y sobada, pero no por ello menos cierta. El problema es que el sistema ha colapsado. Está Muerto. Finiquitado. El Estado del Bienestar está difunto y sus familiares más cercanos, en forma de políticos y sindicatos en nuestro país, no se resignan a su muerte. Ni en la derecha, ni en la izquierda. Quizá lo adelgacen ahora. Pero como el Estado funciona como un gas, crecerá hasta ocupar de nuevo todo el espacio que le dejen. Y hay quien está deseando dejarle.
Ya se ve que este argumento no es nuevo. Pero al menos lo trataremos de nuevo. Desde mi punto de vista y cómo me afecta. Y no es de otra manera que queriendome salir de él. No soy necrófago. No me parasitaré en un muerto andante, cómo hacen (haceis) la mayoría.

Un dèjá vu amargo

Lemmy, que merece multitud de visitas

Quizá la mayor diferencia entre este post y los demás es que pongo negro sobre blanco mi voluntad de no querer ser parte de esto.... No sé como, ni de qué manera. Pero no me gusta comer muertos, y no tengo ganas de hacerlo, por muy estado y muy del bienestar que sea. No sé si es posible... pero al menos trataré de averiguarlo.
Lo malo es que mientras tanto seguiré viviendo en este enorme déjà vu. Así que hagamos el déjà vu amargo lo más parecido quinina, metamoslo en a una tónica, carguemos hielo del gordo y Tanqueray Ten y preparemonos un buen pelotazo. Y como del eterno retorno ya hablamos en su día, revisitando a Lemmy y las cisternas de Yerebatán, que menos que hacer del eterno retorno, eso que parece significar, que no es más que repetirse, repitamos pues lo que llevamos repitiendo desde que tengo uso de razón: yo al menos soy un lobo solitario, y no soy un chico guapo, pero que desde luego no va a ser facil poder conmigo, hasta que por supuesto, venga la muerte a asesinarme.
Mientras tanto, pueden gastarse el 90 o el 100% del PIB, que yo intentaré contribuir lo menos posible. Y van dos veces que lo digo.


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